Las condiciones climáticas influyen en la productividad de los empleados, siendo el verano y el invierno las estaciones que generan mayores cambios. Este tema no sólo compete a las empresas que trabajan a la intemperie, sino que los espacios cerrados también deben adecuarse para asegurar su eficiencia.
Cooling & Waterproofing (COOL-R), marca especialista en la impermeabilización de cubiertas, realizó un estudio sobre la influencia del microclima en la productividad laboral. De acuerdo con este, “las temperaturas demasiado bajas o demasiado altas afectan negativamente el bienestar de los empleados”. En consecuencia, las empresas deben considerar estos factores a la hora de diseñar sus espacios.
“Las condiciones adecuadas en las salas destinadas a un uso constante (más de cuatro horas) deben cumplirse no sólo por las personas que trabajan en ellas, sino también por razones económicas. La disminución de la productividad de los empleados provoca pérdidas económicas para la empresa (descansos más frecuentes, menor productividad, paradas de producción, etc.)”, indica el análisis.
Por su parte, la Asociación Polaca de Edificios Ecológicos menciona que las temperaturas altas generan sensación de cansancio entre los colaboradores, en tanto que las bajas temperaturas bloquean la concentración.
Priorizar a los empleados para minimizar las pérdidas
La Sociedad Estadounidense de Ingenieros de Calefacción, Refrigeración y Aire Acondicionado (ASHRAE, por sus siglas en inglés) conjunta alrededor de 57 mil miembros en todo el mundo. Apegados a temas afines a la sostenibilidad industrial y eficiencia energética, se encargan de redactar normas y generar mejores condiciones laborales. El segundo punto de su Plan Estratégico 2019-2024 se enfoca en la “Calidad del Ambiente Interior”, con el que se pretende:
“Optimizar las interacciones entre la calidad del aire, el confort térmico, la iluminación y la acústica, basado en una conciencia firme de sus implicaciones para la salud y el bienestar de los ocupantes”.
Conseguir estas modificaciones sólo será posible con la colaboración de empresas orientadas a los siguientes rubros:
- Calefacción y ventilación. Proporcionar la tecnología necesaria para regular la temperatura en espacios cerrados.
- Iluminación. Es necesaria la asesoría para lograr una atmósfera adecuada según el sector económico y giro de la empresa.
- Impermeabilización y aditivos. Para reducir la probabilidad de que los edificios sean afectados por agentes externos.
- Programas de hidratación, en los que se suministre agua, electrolitos y otros insumos durante la jornada laboral.
- Control de alérgenos. Más allá de la industria alimentaria y hotelera, es necesario saber cuáles de los materiales que circulan en la empresa podrían ser perjudiciales para colaboradores y visitantes.
- Control de plagas. Esta medida es ideal para los lugares con climas húmedos, pues se debe asegurar que los edificios no den cabida a insectos u otros seres vivos.
Aunque todavía hay mucho por estudiar sobre el tema, cada vez más las empresas están dispuestas a invertir en espacios donde sus trabajadores puedan desarrollar sus funciones con mayor soltura. Aquellos desafíos que sólo interesaban a las compañías con labores en la intemperie ya tienen adversarios en los interiores.