En seis años, un periodo que podría considerarse corto y acelerado, Pepe Chaparro, mejor conocido como “Chapa”, pasó de tatuar en un pequeño cuarto de servicio en su casa a ser uno de los profesionales más destacados en su campo. En ese recorrido, recientemente abrió un nuevo y moderno estudio de tatuajes en su ciudad natal, Aguascalientes.
La búsqueda de este sueño se remonta a la infancia y adolescencia de “Chapa”, cuando se percató que su futuro pasaría por la tinta como instrumento y la piel de las personas como lienzos.
“Desde pequeño, me entró la curiosidad del tatuaje, pero al entrar a la universidad lo dejé de lado”, señala. Al graduarse como diseñador gráfico, trabajó en una imprenta y en una revista de negocios. No obstante, la “vena” seguía latente.
Tras tatuarse sus propios pies, al ver la calidad de sus piezas, sus amigos pronto le preguntaron si podía tatuarlos a ellos.
«Llegó un momento en el que tatuaba toda la semana. Empecé en el cuarto de servicio en mi casa, pero después mis papás (que siempre me apoyaron) me prestaron su cuarto, que era el más grande, para poner algo más cómodo. Luego mi amigo, Juan Carlos, me motivó a dar un paso más profesional«, recuerda.
Así fue como estableció su propio estudio en Juan Pablo II, el cual pronto se posicionó como uno de los más importantes en Aguascalientes. Poco después se mudó al norte del país para acompañar a su esposa, kinesióloga, quien fue contratada por un jugador profesional de fútbol.
Ese salto le permitió a “Chapa” adentrarse a un círculo de futbolistas profesionales, quienes depositaron confianza en su trabajo y decidieron acudir con él para tatuarse.
“Mi esposa ha sido la parte más importante desde que comenzó este proyecto; sin su fuerza y motivación, Soy Chapa no sería lo que es ahora”, remarca.
“Tatuar es un tema de mucha responsabilidad. Genera cierto estrés, porque sabemos que la persona que confía en nosotros llevará una pieza para toda su vida y también porque cada tatuaje representa un motivo muy especial para cada uno de nuestros clientes. Siempre intento dejar el mejor trabajo posible, para agradecer de alguna manera todo el cariño y apoyo que la gente nos ha dado”, considera.
Si bien aún conserva un estudio privado en Monterrey, “Chapa” regresó a Aguascalientes y abrió en marzo SC The Studio. Ubicado en el centro de la ciudad, reluce por sus instalaciones e infraestructura, así como por un equipo de trabajo joven y talentoso.
“Nuestro principal diferenciador es dar el mejor servicio a la gente; ciertamente es un negocio difícil por la organización de la agenda (tenemos demasiados mensajes diarios por diferentes redes sociales), pero procuramos hacer nuestro trabajo lo más profesional posible”, señala.
“Hay estigmas de muchas cosas, no sólo de tatuajes, pero para eliminar esos estigmas sólo nos queda hacer nuestro mejor trabajo y poner toda la pasión en todo lo que hagamos”, finaliza Chapa.