Debido a situaciones familiares, Paulo Villagrán se recuerda como un niño muy solitario, distraído, ausente de la realidad y mayormente sumido en sus pensamientos. Ante este constante habitar en sus mundos internos, señala que encontraba en la ilustración una forma de expresar todo lo que sucedía en su mente.
Villagrán cuenta que su madre, abierta y amorosa, fue el impulso más grande para su carrera artística; tras reprobar segundo de primaria, le dijo: “Esto no va a detenerte, tú eres un sol radiante”.
Con esto en mente, tras su recorrido por editoriales y agencias de diseño de empaque, Villagrán llegó a Querétaro hace siete años. Con sueños y creatividad, buscaba una nueva oportunidad de vivir de la ilustración.
El ritmo más lento y los vínculos más cercanos en Querétaro hicieron que Paulo pudiera explorar distintas técnicas. Podía tomarse el tiempo de tener conversaciones profundas con sus clientes, que le permitían conocer a detalle sus necesidades —y con ello explotar su capacidad y descubrir su estilo—.
El artista considera que, aunque se tardó en emprender (tenía 31 años), y que creció de manera improvisada, volátil y primitiva, su entusiasmo le ha mostrado el camino para convertirse en lo que es hoy.
“Fue una locura cómo me empecé a dar a conocer. Yo era el típico chilango acostumbrado a tener los mismos amigos de siempre. Cuando llegué a Querétaro, me di cuenta de la importancia de generar nuevos vínculos, así fue como comencé a darme a conocer”, relata Villagrán.
Al día de hoy, Paulo Villagrán ha pintado en restaurantes, hoteles, museos, entre otros; sin embargo, refiere que nunca olvidará el primer mural que hizo en su vida, en el Museo Descubre (Aguascalientes).
El artista señala que, desde pequeño, sentía una corazonada cuando veía las caricaturas. Decía: “yo quiero dedicarme a eso”, por lo que hoy agradece vivir de ello.
“Regresé a ese niño que le encantaba dibujar y lo convertí en un estilo de vida”, refiere.
Por último, comparte que, si no hay arte, no hay vida. Como ejemplo, señala que las ciudades con mayor turismo son aquellas que tienen más espacios culturales —puesto que es en estos espacios donde se puede salir de la rutina—.
“El arte es crucial para la vida humana, porque es lo que hace que tu alma deje respirar los talentos que tienes. El ser humano es sensible por naturaleza, vibra, ama, llora. El arte es el puente que nos conecta con nosotros mismos”, finaliza el muralista.