El caldo de oso es un antojito de origen leonés, actualmente es una de las delicias más reconocidas y vendidas por comerciantes a nivel estatal, con sus distintos derivados y combinaciones donde se han añadido ingredientes como camarón, cacahuates, otras frutas y hasta atún.
Este delicioso aperitivo cuenta con más de 50 años de historia, la cual cuenta que surgió en la colonia Andrade de la ciudad de León. Se dice que don José Isabel Bonilla inventó el ahora famoso preparado de fruta picada con vinagre, «Caldo de Oso».
Su origen dice que el señor Bonilla preparaba este caldo para un singular personaje, al que apodaban «El Oso» por su ancho y pronunciado cuerpo. Con el tiempo los demás clientes ansiosos de degustar también, comenzaron a pedir “un caldo como al oso», y así su adaptación.
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Su nieta, Griselda Torres, ha explicado en diversas ocasiones su preparación y un poco de la historia de este convencional aperitivo. El Caldo de Oso, en conjunto con su derivado «Bomba», se comprenden de jícama, pepino, vinagre de piña, cebolla picada, sal, limón, chile en polvo al gusto e inminente cantidad de queso Cotija rallado al tope.
Primero se corta la cebolla en pequeñas rodajas, para después verter encima el jugo de limón, la sal y el chile al gusto del cliente. Se agrega el indispensable vinagre de piña, que se utiliza por ser un sabor ligero a comparación con otros, debe llegar hasta el tope del vaso. Para terminar se agrega queso rallado como toque final.
En la ciudad de León hay diversos locales donde puede consumirse el caldo de oso, principalmente en el centro histórico, con vendedores ambulantes y por su puesto en la colonia de su origen.