Por: Xicoténcatl Morales Hurtado. Consultor senior en Direktia
Dirigir de forma vertical, insistir en que la planificación de las metas es un tema unilateral, votar de forma exclusiva por un cambio en la cadena de valor, todas estas tareas fueron puntos críticos de la gerencia tradicional.
Las empresas cuyo modelo de gestión se centró en el estilo “un solo líder” tuvieron un lugar valioso en el ecosistema empresarial, pero sin duda los cambios culturales y de paradigmas directivos han obligado a cuestionar este tipo de esquemas.
Cuando hablamos del modelo de gestión de “un solo líder” nos referimos a las organizaciones moldeadas por la batuta de un visionario (casi siempre el dueño o inversor mayoritario de la compañía) que administraba con mano firme las disposiciones más relevantes de su firma.
El estilo de liderazgo formal y estático era por supuesto predominante, tanto como el respeto a la jerarquía y los usos derivados del poder que descendía, en muchos casos, de líneas generacionales.
Con el tiempo y las adaptaciones que la vida corporativa exigió innovar, fue necesario implementar cambios en los procesos decisionales. Se abrió así la posibilidad para que nuevas voces ayuden a fortalecer la vida interna de las unidades de negocio.
Dónde estamos hoy
Hoy estamos en un proceso transicional muy especial. La fuerza residual del viejo modelo directivo sigue vigente en muchas sociedades productivo-familiares, pero convive con la fuerza emergente de los cambios en el ambiente ejecutivo. Entre ellos, se da la bienvenida al trabajo colaborativo o los objetivos diseñados sobre un enfoque multidisciplinar que hoy, por ejemplo, enfrenta distintos entornos.
Con la aparición de las empresas circulares, ambidiestras y mejor adaptadas para enfrentar los retos del siglo XXI en materia de sustentabilidad, también han aparecido perfiles ad hoc para dirigir este tipo de organizaciones.
El Project Manager es, por excelencia, el nuevo agente del cambio en las organizaciones circulares. Su papel no sólo representa un salto con respecto al modelo de estilo “un solo líder”, sino una nueva manera de responder a las preguntas cruciales: ¿quién decide cómo debe diseñarse la empresa? ¿Cuál será el papel de la misma ante los problemas sociales?
El Project Manager en las empresas circulares
El diseño de un negocio no es cosa fácil. Del mismo se desprenden temas que afectan su gobernanza, impacto social y dinámica organizacional. Esta tarea requiere gestionar una visión arquitectónica sobre las áreas y trayectorias que conviven en torno a la propuesta de valor que sostiene a la empresa.
Por otro lado, como sabemos, las empresas circulares tienen lógicas distintas a las convencionales. Sofía Riesco las define de una manera muy interesante. Ella dice que son empresas cuya estrategia:
“Está centrada en una producción basada en crear productos fácilmente reciclables y reparables; en modificar las pautas de consumo para evitar el desperdicio y reducir la huella ecológica; la gestión de los residuos, dando prioridad a la reducción, la reutilización y el reciclaje; las materias primas secundarias, reduciendo el uso de recursos naturales no renovables; y la reutilización y depuración del agua promoviendo un uso eficiente”.
Un tipo de empresa con estas características demanda la creación de nuevos puestos de trabajo con expertise medioambiental, diálogos con su entorno a favor del cuidado responsable de los insumos compartidos, así como vinculación directa con instituciones gubernamentales que se encargan de que las unidades de negocio obedezcan las disposiciones legales en esta materia.
La labor multifuncional del Project Manager
La labor del Project Manager en una empresa circular resulta entonces multifuncional:
- Su programación estratégica (siguiendo las nociones de Henry Mintzberg y Roger L. Martin) no sólo se basa en adivinar cómo será el futuro del negocio o la mercancía, sino en alargar la vida útil de un producto. Debe considerar sus diversos mercados y los enfoques prácticos que permiten su mejor distribución logística y comercialización.
- La reducción de los costes de producción, que pretenda superar a la competencia, tendrá como base el interés en plataformas de intercambio, suministros recíprocos y exposición clara de sus preocupaciones en torno a la biodiversidad (ver casos de Grupo Carso o Inditex en sus páginas oficiales).
- El papel que tiene ante los clientes, colaboradores y proveedores es el de un embajador de marca. Por un lado, siguiendo a Riesco, considera ofrecer los productos como un servicio —alejarse de la propiedad del producto y ofrecer a los clientes acceso pagado a estos permite a las empresas conservar los beneficios de la productividad de los recursos circulares—. Por otro, investiga en la recuperación de recursos (recuperar recursos útiles de los materiales, subproductos o residuos).
Ante una realidad así, el Project Manager hoy juega un papel protagónico que lo hace susceptible de la retroalimentación de sus equipos en varios sentidos: sobre la necesidad del proyecto que gestiona, la calidad sostenida en las diversas etapas del mismo, el ajuste de recursos o plazos, la respuesta a los riesgos y conflictos que puede enfrentar el proyecto y, finalmente, el monitoreo de las leyes medioambientales que deben seguirse para que el proyecto se encuadre en una economía circular.
Como conclusión puedo decir que estas tareas no resultan fáciles, pero el futuro de los negocios apunta en esta dirección. Conocer más sobre las funciones de un Project Manager y las actualizaciones que tiene la economía circular es una labor imprescindible.