Ante la inmediatez de los medios digitales que exigen una reacción momentánea, casi efímera, el producto editorial impreso conlleva detenerse y reflexionar en cada página que fue colocada para formar un objeto único, pero también exige el entusiasmo y conocimiento de un equipo de trabajo, objetivos claros y, por supuesto, un soporte económico que materialice cada edición y la mantenga a flote en medio de una vorágine de información que circula a cada segundo.
Bajo ese principio de la lentitud, los estudiantes del octavo semestre de Letras Españolas, en la Universidad de Guanajuato (UG), Mariana Estrada (originaria de Aguascalientes) y Luis Rosales (originario de Puerto Vallarta), crearon su revista Los demonios y los días: un proyecto que apuesta por la letra impresa en un intento por volver a esa pausa y a una lectura de largo aliento a través de ese objeto único y palpable que permite entablar el diálogo entre las imágenes y la literatura creadas por voces jóvenes y consagradas que han participado en sus dos primeros números.
Los demonios y los días, nombre que viene del título del libro de uno de los escritores consagrados de la literatura mexicana, Rubén Bonifaz Nuño, surgió a partir de las charlas que los alumnos mantenían en un seminario de poesía impartido por una de sus profesoras en la universidad. Esas ideas que brotaban en clase se fueron concretando en las páginas impresas de la revista, misma que es financiada por el Programa Editorial de la (UG) y alentada por otros profesores y colegas del medio académico.
Sin embargo, los cuestionamientos se fueron presentando, por ejemplo, con respecto a su formato impreso frente a la opción digital: “paradójicamente, las personas que más nos decían que por qué no apostábamos por el formato electrónico eran personas mucho mayores a nosotros, y todos los que nos decían que nos acercáramos al formato impreso era gente joven. Yo creo que responde precisamente a la nostalgia que genera el papel y la revista impresa (…). Es algo físico, algo que podemos sentir, es algo tangible”, menciona Luis.
En esa misma dirección, que evidencia una ruptura del paradigma de los medios digitales frente a los impresos, pero también un diálogo entre diferentes generaciones, Mariana explica que “además del dejo romántico del papel (…) sí creemos que hay un mundo de la vorágine en términos de los proyectos editoriales literarios en internet, pero también reconocemos y admiramos los trabajos que se presentan como revistas electrónicas y revistas digitales. Hay una suerte de espacio hermanado, pero también un pequeño abismo”.
Y es justo en ese abismo donde interviene esta revista que, aunque estudiantil, también lanza su convocatoria al público en general, puesto que las dinámicas del centro del país, pareciera, aún rigen el paso de aquellas propuestas “periféricas”. No obstante, el trabajo de sus editores ha rendido frutos: “un proyecto así claramente funciona gracias a los lectores, son los que coronan el proyecto, sin lectores y sin colaboradores no hay nada. El primer número fue por invitación. Sólo participaban escritores del Bajío (…) Nosotros abogamos por no sólo centrarnos en el Bajío, lo que hacemos y que está relacionado con nuestras políticas editoriales (…) La convocatoria está abierta a público esencialmente joven, sin embargo, estamos muy abiertos, (esto) para regular hacia dónde estamos llegando”.
De esta manera, la labor de su comité editorial ha logrado llevar la revista a Yucatán, a León, Guanajuato capital, también Ciudad de México, Puebla, y ahora en Aguascalientes, donde para celebrar su reciente número, abrieron las puertas del Museo Regional de Historia en el que presentaron el contenido, la labor gestora para conformarlo y a dos participantes aguascalentenses, cuyas obras fueron seleccionadas para esta segunda edición: Aldo Baruq, con su poema “Carpintería”, y Xozé Trinidad, con su serie visual “Luz de luna”. A manera de conservatorio, ambos jóvenes expusieron sus procesos creativos, además de evidenciar la sinergia que se da en esta región centro-occidente.
Sus editores enfatizaron en que esperan que este año sea uno dichoso para las venideras ediciones de Los demonios y los días, además de que “nunca hemos cerrado las puertas a vislumbre de volverla una revista electrónica, o al menos digitalizar nuestro contenido”. A su vez, hicieron la invitación para participar en el siguiente número ya sea con creación literaria y visual, trabajos académicos y rescate de autores, y también para colaboradores de larga trayectoria. Para los interesados, enviar correo a la siguiente dirección: [email protected]