Con más de 10 años de experiencia, Adán Raúl Tabarez Ortiz es considerado uno de los mejores especialistas en Ginecología Oncológica, área de la Medicina que se enfoca en tratar el cáncer de mama, así como los cánceres del sistema reproductivo femenino: ovario, útero, vagina, cuello uterino y vulva, principalmente.
“Un ginecólogo-oncólogo, a diferencia de otras especialidades de la oncología, pasa tres años preparándose particularmente en el estudio y atención del cáncer en la mujer, obteniendo así un grado máximo de especialización”, explica.
El egresado del Instituto Nacional de Cancerología (INCan), y quien también realizó la subespecialidad en este mismo centro de estudios, considera que en la actualidad es un reto concientizar a las mujeres para que acudan con el ginecólogo-oncólogo y accedan a los métodos de revisión que hay (mastografía, Papanicolaou, colposcopía, entre otros) para detectar de manera oportuna la presencia de cáncer cervicouterino y de mama. Para el médico este último es de especial importancia ya que el 80% de sus pacientes lo padecen.
“Otro reto es convencer a las autoridades para contar con una mayor tecnología que nos permita que las mujeres, tanto a nivel público como privado, tengan el mismo tratamiento de excelencia en caso de padecer cáncer, y así poder asegurar buenos resultados en cuanto a pronóstico para todas”, apunta el galeno, mismo que está certificado por el Consejo Mexicano de Oncología, es integrante del Grupo de Investigación en Cáncer de Ovario y Ginecológico (GICOM), y ha participado en el Consenso Nacional de Cáncer de Ovario en todas sus ediciones.
De hecho, en la última década ha ejercido no solamente en el sector privado, sino también en el público, concretamente en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde ha pugnado por brindar una atención de calidad a las pacientes con cáncer de mama, siendo otro de sus desafíos aglutinar a diferentes asociaciones de la sociedad civil para respaldar a las mujeres que son diagnosticadas con la enfermedad y que no cuentan con recursos económicos suficientes para costear un tratamiento.
“Ofrezco a las pacientes el máximo conocimiento científico de su enfermedad, pero aterrizado en palabras llanas y comprensibles para que puedan tomar decisiones apoyadas por su familia, y por supuesto por un servidor, su médico, brindando un trato amable, respetuoso y honesto”, señala.
Sobre las implicaciones que conlleva la atención de pacientes con cáncer en esta pandemia, refiere que el oncólogo debe ser capaz de aconsejar científicamente al enfermo sobre su régimen, valorando el riesgo-beneficio.
“El conocimiento y experiencia que se tenga permitirá postergar o acelerar los tratamientos para sobrellevar este difícil momento en el que un paciente oncológico corre un alto riesgo de contagio por SARS-COV2, pero desde luego sin entorpecer en pronóstico con base al padecimiento”, comenta el especialista, el cual atiende un promedio de 160 casos de cáncer de mama al año.
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