En el libro Diarios de Bicicleta, el artista David Byrne afirma que las ciudades son “manifestaciones físicas de nuestras creencias más profundas y de nuestros pensamientos muchas veces inconscientes, no tanto como individuos sino como el animal social que somos”. Bajo esta reflexión, ¿qué podríamos deducir de la ciudad que habitamos?
A mediados del siglo XX, Aguascalientes se convirtió en un modelo a nivel nacional por la calidad de su planeación urbana, pues se construyeron anillos periféricos e importantes vialidades para facilitar el tránsito; así como fraccionamientos periféricos y zonas industriales fuera de la mancha urbana. Según el Instituto Municipal de Planeación (IMPLAN), de 1950 a 2010 la distancia promedio del centro a los límites de la ciudad pasó de 1.5 a más de 7.5 kilómetros.
Con ese crecimiento, la ciudad fue perdiendo poco a poco su fama de ser un “pueblo bicicletero” y los trayectos que hacían ferrocarrileros, obreros y campesinos utilizando la bicicleta como medio transporte quedaron dibujados en las calles que ahora habitamos.
Ahora más que nunca, ¿qué está haciendo el estado para recuperar esta parte de su conciencia histórica?, ¿qué medidas se están tomando para devolver a la urbe su escala humana?
Gustavo Gutiérrez, de la Coordinación General de Movilidad, explica que el gobierno estatal está trabajando en una política pública integral que incluye todas las modalidades de transporte. En cuanto a infraestructura ciclista, el año pasado se equiparon 48 kilómetros de ciclovías en tres ejes importantes: el circuito Tec de Monterrey y Universidad Autónoma,
Norias de Ojocaliente y Cofetrece.
Gustavo puntualiza que en menos de un año se ha duplicado la red de ciclovías que existían en la ciudad y se espera seguir aumentando estos números con planes maestros no sólo para la zona metropolitana, sino también para los municipios de Asientos, Tepezalá, Rincón de Romos, Calvillo y Jesús María. Esto supone alrededor de 140 kilómetros de infraestructura para este medio de transporte.
La medida responde a las preferencias de los usuarios hidrocálidos que, según las encuestas que realizó la Coordinación de Movilidad, son en su mayoría hombres de entre 21 y 40 años que se caracterizan por hacer uso de la bicicleta para trasladarse al trabajo; menos de 10% del total de la comunidad ciclista en la entidad está representada por mujeres.
Redescubrir la ciudad en dos ruedas
La llegada del servicio de bicicletas compartidas, Mobike, a Aguascalientes impulsó a echar un vistazo a la infraestructura ciclista con la que contaba el estado e incentivó a los gobiernos a poner mayor atención en ella. Sin embargo, desde hace ya hace varios años, la iniciativa de “La Rodada” logró ir más allá de crear un momento recreativo agradable, pues demostró que es posible llegar a cualquier punto de la ciudad utilizando la bicicleta, dadas las cortas distancias y la topografía de la entidad.
Muchos especialistas y personajes en la historia ya han hablado de los beneficios de este transporte. Incluso se dice que Einstein encontró inspiración en el ciclismo, pues muchas de las ideas que influyeron en su teoría de la relatividad, llegaron a él al estar pedaleando.
Así como un paseo en bicicleta puede llegar a ser estimulador para el autodescubrimiento, el antropólogo Marc Augé en su libro Elogio de la bicicleta también nos invita a recuperar la noción del lugar en el que vivimos a través de los pedales:
“A la bicicleta le corresponde un papel determinante: ayudar a los seres humanos a recobrar la conciencia de sí mismos y de los lugares que habitan. Necesitamos la bicicleta para ensimismarnos en nosotros mismos, mientras volvemos a centrarnos en los lugares que vivimos: devolver a la ciudad su dimensión simbólica y su vocación inicial: favorecer los encuentros humanos”.