La gestión del dinero es uno de los principales factores dentro del buen funcionamiento de las compañías. La salud financiera es definida como el bienestar que se alcanza mediante una buena gestión de la economía empresarial, para hacer frente a imprevistos y alcanzar metas vitales.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) establece que la esperanza de vida de los negocios en México es de 7.8 años en promedio; sin embargo, el puntaje varía en torno al sector.
En su último Estudio sobre la Demografía de los Negocios (EDN), correspondiente al 2020, el INEGI señala que 99.8% de los establecimientos del país son micro, pequeños y medianos, los cuales tienen también una esperanza de dos años de vida. De estas empresas, sólo 10% alcanza el éxito a largo plazo.
De los 4.9 millones de establecimientos en México registrados hasta 2019, sobrevivieron 3.9 millones (79.2%), mientras que un millón diez mil 857 cerraron sus puertas definitivamente (20.8%).
Este es el porcentaje de establecimientos que cerraron en los estados de la región Bajío:
Entidad | Establecimientos formales | Establecimientos informales |
Aguascalientes | 17.4% | 25.5% |
Guanajuato | 17.5% | 22.5% |
Jalisco | 14.8% | 20.6% |
Querétaro | 18.1% | 24.3% |
San Luis Potosí | 17.3% | 23.2% |
Zacatecas | 14.5% | 23.9% |
El Centro para el Desarrollo de la Competitividad Empresarial indica que ocho de cada diez empresas mexicanas fracasan durante sus primeros dos años de existencia. Algunas razones para esto son:
- Falta de ingresos
- Ausencia de indicadores y objetivos definidos
- Planeación deficiente
- Malas prácticas al momento de la ejecución de un proyecto
En esta edición, Líder Empresarial presenta la perspectiva de expertos de la región en el tema financiero dentro de las compañías. A su vez, comparte algunas recomendaciones para mantener un estado de salud financiero positivo.
Adrián Hernández, Head of Financial Services de Nestlé México, señala que, para el cierre del primer semestre de 2022, las empresas deben tener un crecimiento rentable a través de un buen balance entre canales y productos.

La expectativa de los negocios debería ser generar flujos de ingreso provenientes del incremento de las cuentas por cobrar. Con ello, se buscaría robustecer las estrategias de abasto y apalancamiento con proveedores a lo largo de la cadena de valor.
En este sentido, Hernández refiere como buenas prácticas financieras:
- Mantener un capital de trabajo saludable con enfoque y cuidado en los flujos de efectivo.
- Monitorear los principales indicadores financieros, como control de ingresos y gastos.
- Priorizar el pago de deuda bancaria a largo plazo.
- Hacer inversiones continuas para aumentar la capacidad productiva.
- Definir una estrategia para gestionar los riesgos financieros e impulsar una cultura de innovación y transformación digital —en todas las áreas que permitan identificar oportunidades de corto plazo—.
De acuerdo con Hernández, las inversiones más adecuadas para el segundo semestre de 2022 deben realizarse en áreas productivas que apoyen un crecimiento rentable y sustentable con el medio ambiente. Aunado a esto, se debe tomar la transformación digital como un área estratégica que brinde beneficios económicos.
También recomienda invertir en el capital humano, a través de prácticas y esquemas virtuales que reflejen mayor flexibilidad y facilidades para los colaboradores. De tal forma, se construye un compromiso recíproco entre ellos y la empresa.
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Por otro lado, se debe estar altamente atentos al entorno económico y regulatorio, para asegurar la adopción oportuna de la transformación en materia fiscal —y así mitigar impactos—.
“Es de vital importancia, ante un entorno tan cambiante, seguir invirtiendo en el capital humano para seguir siendo ágiles y estar un paso adelante para capturar las oportunidades del mercado”, finaliza el Head Manager.
Por otra parte, Javier García Zamacona, director de Finanzas y miembro del Consejo Consultivo de CFO Group, refiere que la situación financiera idónea para las empresas debe garantizar operaciones con un grado de apalancamiento relativamente alto, pero por debajo de 3.5 veces (pasivo a capital).

A corto plazo, convendría que el nivel de inventarios esté ligeramente arriba de sus cuentas por cobrar, a fin de evidenciar que el ciclo tiene potencial de seguir generando efectivo —así como contar con una cartera sana cuyo nivel de saldo vencido no supere el 5% del total—.
De contar con créditos bancarios, el benchmark promueve tener un múltiplo de Deuda (EBITDA), por lo general, menor a 2.5 veces.
Las metas comerciales deberían ser realistas pero retadoras, de manera que los equipos vinculen estrategias con resultados factibles. Hacer que los márgenes y las tasas de crecimiento recuperen por completo su nivel previo a la pandemia es totalmente adecuado.
Sus recomendaciones para contar con un estado de salud financiero positivo son:
- Contar con un plan estratégico de largo plazo, enfocándose 95% en la ejecución de corto plazo. Se requiere una constante vigilancia del flujo de efectivo, proyectado semanalmente para los siguientes tres meses, y mensualmente para los siguientes seis.
- Tener clara la estrategia de diversificación y renovación de fuentes de financiamiento (como créditos simples, líneas revolventes, o arrendamientos); además, mantener una comunicación frecuente con acreedores.
- Estar dispuesto a entrar en fase de liquidación de inventarios en caso de problemas de liquidez. Atender que no afecte el posicionamiento de marca o el flujo continuo de mercancías en los canales de venta.
- Contar con una cartera de clientes depurada y vigente. También reforzar procesos de facturación y conciliación, para asegurar la conversión real de las cuentas en flujo de efectivo.
- Implementar una constante planeación financiera de corto plazo para el resto del año. Esta debe propiciar la visibilidad y la seguridad de cumplir con las metas, así como mantener la coherencia entre los resultados proyectados, las decisiones tomadas y las estrategias predefinidas. Debe combinarse con la emisión y lectura de indicadores (KPIs), tanto operativos como financieros, así como la comparación con meses anteriores y sus objetivos.
García Zamacona recomienda que las inversiones inteligentes se realicen en tecnologías disruptivas, comercio electrónico y ciencia de datos; sin olvidar la seguridad de la información, estabilidad de bases de datos y la funcionalidad del ERP.
Asimismo, conviene invertir en el aceleramiento y optimización de la cadena de distribución. Así, se asegura un servicio al cliente que supere sus expectativas en cuanto a la diversificación de portafolio y velocidad de entrega.
Dado que la economía se encuentra en vías de recuperación, Javier recomienda evitar enfocarse únicamente en los resultados de rentabilidad —olvidando indicadores de liquidez, rotación de inventarios, o antigüedad de cartera de clientes y proveedores—.
Ignorar la eficiencia de los gastos fijos operativos, desconocer los costos financieros (tendencia de tasas de interés, coberturas y fluctuaciones cambiarias), la falta de una fuerte disciplina y de una estrategia fiscal son factores que también pueden llevar a la empresa a una grave situación.
Lo antes mencionado no significa ignorar la prioridad que la operación tiene antes de los resultados financieros —ya que lo primero garantiza lo segundo—.