Con cuatro discos y alrededor de 700 presentaciones en México y lugares como Chile, Argentina, India, Ecuador, Colombia o España, Sarmad se ha convertido en un destacado cantautor. Originario de León, se enfoca en lo positivo de la vida y en la conexión con las personas.
El cantautor cuenta que su pasión nació desde niño. Tras pisar un escenario por primera vez a los cinco años, supo que quería dedicarse a ello durante toda su vida. El artista estudió Comunicación en el Tecnológico de Monterrey, por lo que también da talleres de meditación y brinda asesorías a empresas en temas variados.
“La música para mí es principio y fin; todo nace y todo se queda para mí en la música. Hago canciones como una necesidad de expresar algo que resuene en mi corazón, tratando de que la gente se conecte”, señala.
Cuenta que para él la música es una poderosa herramienta de cambio en el ser humano. Con el objetivo de crear una mejor sociedad, considera que debería de ser el segundo idioma obligatorio en las escuelas del mundo.
Además, sustenta que todo en la vida es frecuencia (como la música). Por ello, es importante volvernos selectivos en lo que escuchamos, ya que este arte brinda la posibilidad de conectar con el dolor, el amor y otros sentimientos. Para el leonés, lo que hará la diferencia en nuestro contexto es en lo que centremos nuestra atención.
“Yo le canto a lo que sí, a lo que sí quiero, a lo que sí me gusta. No le canto a los dolores ni a las tristezas[…] Eso me ha dado la posibilidad de caminar por lugares muy distintos”, expresa.
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Apunta también que lo que más disfruta de su profesión son sus posibilidades expansivas, al poder conocer cientos de lugares y conectar con personas para después formar lazos de amistad. En suma, considera como una gran dicha y un regalo experimentar el mundo de una forma poco habitual.
El cantautor invita a las personas a seguir sus sueños, con esfuerzo, pasión y paciencia. Además, alienta a aquellos que tienen interés en dedicarse a la música a estudiar y prepararse siempre, ya que el trabajo constante puede significar la diferencia.
“Yo saqué mi primer disco a los 33 años, después de arrancar muchas empresas y más cosas. Decidí que quería hacer un disco a los once años, entonces me tardé 22 años en realizar este sueño”, finaliza.