Conchita Miranda Patiño, empresaria originaria de Aguascalientes y directora general de Miraplastek, se ha consolidado como una de las líderes en la industria del plástico a nivel internacional, destacando especialmente en el sector de moldeo rotacional.
“Mi trayectoria en el sector no se dio por algo impuesto. Ha sido puro gusto y cariño”, ha expresado.
Miranda Patiño es ejemplo de una sucesión empresarial exitosa. Miraplastek, fundada por su padre hace 43 años, comenzó como proveedora para el sector alimentario y farmacéutico con solo 15 productos.
Actualmente, es líder en América Latina con miles de productos en su portafolio, exportando a más de un centenar de países y trabajando para clientes como Caterpillar, John Deere, Case New Holland, Cummins, entre otros.
“En nuestra empresa fabricamos contenedores y piezas mediante el proceso de rotomoldeo, el cual permite crear piezas robustas de una sola pieza, dirigidas a nichos de mercado muy específicos. Llevamos más de cuarenta y tres años trabajando en Aguascalientes y exportando desde nuestros inicios a diversos sectores”, menciona Conchita Miranda.
Actualmente, los clientes más importantes de Miraplastek se encuentran en la industria de los tractores, para la cual fabrican piezas tanto a nivel nacional como en Estados Unidos.
Además, cuentan con una línea de productos propios que venden a cualquier persona o empresa interesada en el manejo y almacenamiento de materiales, como tarimas, cajas grandes, contenedores, montacargas y tolvas.
Miraplastek también se especializa en la producción de productos específicos según las necesidades de sus clientes. Es decir, si tienen una necesidad particular, hablan con el cliente, diseñan y fabrican un molde metálico y, a partir de ahí, producen la pieza de plástico específica para esa necesidad.
Conchita Miranda: Un liderazgo horizontal
Desde hace 26 años, Conchita Miranda funge como directora general de Miraplastek. A lo largo de estas casi tres décadas, se muestra orgullosa del crecimiento que ha mantenido la empresa.
“El haber tomado una empresa de un tamaño determinado y dejarla con una escala mucho más grande, dedicada a productos más elaborados y con mayor valor agregado”, se sincera.
Como líder, Conchita Miranda sostiene que la comunicación debe ser transparente. Ella aplica una política de puertas abiertas en la empresa, algo que todos los empleados conocen bien: pueden acudir a ella para consultar dudas o situaciones, sabiendo que son bienvenidos a entrar en su oficina.
Esta última es conocida como «la pecera» debido a sus paredes de vidrio, lo que refleja su compromiso de no ocultarse de nadie.
Conchita Miranda valora el hábito de interesarse en todo lo que está ocurriendo, incluyendo los pequeños detalles. Ella intenta explicar a la gente las razones detrás de sus decisiones. En ocasiones, comunica rápidamente los planes y luego se toma el tiempo para explicar las razones detrás de esas decisiones, con el fin de que los demás puedan aprender.
Cuando enfrenta un problema, le gusta encontrar no solo la solución, sino también la causa raíz para evitar que se repita.
Miranda cree que este enfoque es efectivo. A menudo, cuando la gente dice: «Pero ya lo arreglamos«, ella responde: «Sí, pero ¿por qué nos está pasando esto?» Esta búsqueda de la causa raíz es algo que su equipo de calidad le ha enseñado mucho.
Ahora que fabrican partes para la industria automotriz, se han vuelto expertos en técnicas que hace unos años no conocían. Nombres que ahora son comunes para ellos eran desconocidos en el pasado. Le han enseñado a prever lo que puede salir mal desde la etapa de planificación y a revisar todos los pequeños detalles. Miranda cree que estos son buenos hábitos.
Balance familia-trabajo
Para Conchita Miranda, formar una familia siempre fue una prioridad. Incluso antes de casarse, dedicaba todo su tiempo a la empresa, pero tras su matrimonio, dejó claro a su padre que su familia sería su principal enfoque. Se hicieron adaptaciones en su oficina para incluir una cuna, que se utilizó durante seis años, cambiando conforme crecían sus hijos.
Los niños acompañaban a Conchita al trabajo en sus primeros años. Interactuaban con el personal de la planta, lo que Miranda cree que «los hizo muy sociables”, señala entre risas.
Una vez que comenzaron la escuela, Conchita los llevaba por la mañana y los recogía al terminar su jornada laboral para pasar la tarde con ellos.
A pesar de su apretada agenda, siempre se aseguró de estar presente en los eventos escolares y reuniones importantes de sus hijos. Incluso asumió roles como representante de salón y organizadora de graduaciones. En ocasiones, si los recogía tarde, les animaba a comenzar sus tareas para aprovechar el tiempo.
Fomentar un cambio en la cultura
“Entiendo que hay personas a las que les fue mucho más difícil que a mí. Por eso, trato de apoyar, porque sé que mis hijos estaban conmigo en la oficina, pero no todos tenían esa ventaja. Incluso entre mis colaboradoras, había mujeres que tenían que lidiar con situaciones difíciles con sus hijos y yo les decía que se fueran a atenderlos. Yo tenía la ventaja de tener a mi hijo allí, y agradezco eso, por lo que busco apoyar a otras mujeres para que tengan oportunidades similares”, explica Conchita Miranda.
Conchita Miranda cree que, con el tiempo, se está aprendiendo que todos deben tener las mismas oportunidades. Considera que los grupos mixtos son más interesantes en discusiones, como en un consejo, ya que las mujeres tienden a ver el panorama completo, mientras que los hombres se centran más en detalles específicos.
Ambas perspectivas son importantes y la falta de diversidad de género puede provocar la pérdida de equilibrio. En su opinión, la diversidad en los grupos conduce a mejores resultados.
“Mi formación como ingeniera me ayuda a ser más enfocada y a tratar mejor con los hombres, por mi gusto por las matemáticas y las ciencias exactas. Creo que vamos entendiendo el papel de ambos sexos en las empresas. Si somos flexibles con las mujeres en horarios y cargas de trabajo, ellas son muy responsables y leales. Si les permites atender a sus hijos y estar pendientes de su hogar, sabes que cumplirán con su trabajo, incluso si tienen que salir para atender a un hijo o asistir a un festival escolar. Prefiero que trabajen de manera eficiente y se sientan apoyadas”, sostiene.
El legado imperecedero de Conchita Miranda
La Asociación de Moldeadoras Rotacionales, la más grande a nivel mundial en este sector, le concedió a Conchita el ingreso al Salón de la Fama del Moldeo Rotacional, siendo la primera mujer en recibir tal reconocimiento de manera individual.
“La verdad es que siento mucho orgullo, ya que casi todos los miembros son estadounidenses y, en su mayoría, hombres. De hecho, soy la primera mujer en ser reconocida individualmente en el Salón de la Fama. Anteriormente, hubo una pareja que ingresó junta, pero ella entró como parte de un matrimonio. Ser la primera mujer y, además, relativamente joven para la edad promedio de los integrantes del Salón de la Fama, es algo que realmente me llama la atención y me enorgullece dejar mi huella en la industria”, señala Conchita Miranda.
“Además, haber sido presidente de la asociación también creo que establece un precedente para los rotomoldeadores mexicanos. Así que, haber dejado una marca no solo en la ciudad, sino en toda la industria, es significativo para mí. Aunque es una industria pequeña, y no somos tantos, logré dejar mi nombre y, con él, el nombre de México en este ámbito”, finaliza Conchita Miranda.