El crecimiento de Aguascalientes en los últimos años ha hecho necesario replantear la planeación de sus ciudades, principalmente de la capital. Para algunos desarrolladores, expandir la ciudad de forma horizontal -como tradicionalmente se había hecho- dejó de ser una estrategia viable por lo complicado que ha sido llevar los servicios a la periferia.
Especialistas afirman que seguir creciendo de esa forma afecta tanto al inversionista, quien debe de elevar su capital para llevar los servicios hacia una nueva zona, como al poblador, cuya calidad de vida se ve perjudicada por la precariedad del territorio que habita.
Un claro ejemplo de esta problemática es la zona oriente del estado, la cual ha crecido sin una cobertura digna de servicios. El presidente del Colegio de Arquitectos, Alberto Sepúlveda, señala que este territorio tiene complicaciones graves a causa de la falta de planeación:
“Para que una unidad habitacional acceda a redes de alumbrado y alcantarillado, requiere estar habitada por lo menos en un 50 por ciento. El oriente pasa por una situación muy sensible porque se han hecho casas de interés social en las que los desarrolladores no se han preocupado por hacer una ciudad digna, provocando fuertes problemas sociales”, señala el experto.
La entidad sigue creciendo y captando cada vez más comunidad foránea que busca encontrar aquí una mejor calidad de vida. Óscar Castañeda, director comercial de la desarrolladora Ranman, indica que en los últimos cinco años, las facilidades del estado en temas como seguridad, ubicación y oferta educativa han impulsado la llegada de más inmigrantes.
De acuerdo con la CONAPO, la inmigración interestatal de Aguascalientes (gente que llega de otras entidades) es la octava más grande de México: tan sólo en el año de 1990, correspondía al 16.62 por ciento del total de la población aguascalentense; en el 2000 escaló al 18.21 por ciento y en 2010 subió hasta 20.35 por ciento. Se espera que en 2020 alcance un 21.97 por ciento y en 2030 hasta un 22.85 por ciento.
En los próximos diez años, la tierra hidrocálida podría llegar a más de 1,600,000 personas, de las cuales el municipio capital concentraría arriba de un 1,066,000; pero ¿cómo y dónde se distribuirá a todos estos nuevos habitantes? Convertir a Aguascalientes en una “ciudad vertical” se ha proyectado como una posible estrategia para hacer frente a esta situación.
Un futuro más vertical
El plan 2045 proyecta la verticalidad como una solución sostenible para el crecimiento poblacional. El Colegio de Arquitectos ha propuesto esta iniciativa dentro de los códigos de ordenamiento territorial y desarrollo urbano, lo que, resaltan, es la primera vez que se logra:
“La autoridad no incentivaba la verticalidad. Se tenían muchos topes para construir un edificio, pero ahora no. En este momento, se está buscando el cómo sí se pueda lograr construir por lo menos pequeños edificios en distintas calles”, comenta el presidente del organismo.
Óscar Aragón, excoordinador general de Movilidad y de Planeación en el gobierno estatal, coincide con la perspectiva. Destaca que la entidad cuenta con varias facultades para desarrollar más edificios. Una de las más importantes es el bajo costo de sus tierras:
“El costo de su tierra es bajo en comparación con otros estados, lo que puede aprovecharse para comenzar a construir hacia arriba. Es una tierra meramente horizontal que puede crecer sin caer en los errores de Guadalajara o Monterrey, haciéndolo de una forma más planeada”, menciona.
De acuerdo con el arquitecto, el que Aguascalientes se dirija a la verticalidad no sólo transformará su infraestructura, sino también el estilo de vida de su sociedad. Esto va desde cambiar la forma en que su gente se desplaza hasta disminuir las divisiones en su vivienda:
“Tendremos que aprender a utilizar más el transporte público, la bicicleta e incluso volver a la ciudad nuevamente caminable… El desarrollo vertical permite que volvamos a ser una sola ciudad y nos olvidemos de la división, fortaleciendo así nuestro tejido social”.
Los primeros pasos… ¿El camino correcto?
Para Óscar Castañeda, de Ranman, las condiciones de Aguascalientes son atractivas para que ejecutivos de distintas partes del país vean a la ciudad no sólo como una buena opción para vivir, sino también para traer sus empresas:
“Los corporativos ya se sobrepoblaron en las grandes urbes. Viven un ritmo muy desgastante en el que hasta para salir a comer tienen que hacer filas. Es por ello que comienzan a buscar ciudades con las facultades de Aguascalientes, que también les ofrecen una gama de servicios aceptable”.
De acuerdo con el especialista, el crecimiento de esta comunidad en el estado ha traído consigo un aumento en la tendencia por los edificios. “La gente vive donde trabaja, por lo que es importante incorporar un conjunto de beneficios para privilegiar estas zonas”.
No es secreto que la zona norte de la ciudad ha sido una de las que más ha optado por dicha tendencia. Particularmente, la avenida Colosio y sus alrededores contabilizan por lo menos cinco proyectos de construcción entre hospitales, unidades habitacionales y oficinas.
Sin embargo, desde la perspectiva de Castañeda, los desarrollos verticales de este sitio requieren planearse de forma más precisa, por lo menos para atender al sector ejecutivo que, refiere, es uno de los más exigentes:
“A las grandes empresas les gusta tener explanadas, que sus edificios no estén pegados a la calle… Colosio es una avenida de parches que difícilmente ofrece ese tipo de condiciones. Necesitamos zonas mejor definidas, con un masterplan que marque lo que habrá alrededor del edificio que se construye”, explica.
Para Alberto Sepúlveda, del Colegio de Arquitectos, el panorama de esta zona puede mejorar; pero puntualiza que necesita acelerar su proceso de adaptación: “Debe visualizar las necesidades del entorno, tomar precauciones en el diseño de estacionamientos y poner atención en proteger a los vecinos”.
Y aunque la parte norte de la urbe se ha orientado más por los edificios, existen otros lugares que pueden ser atractivos para el crecimiento vertical. Sepúlveda pone de ejemplo el poniente: “Al tener el Río San Pedro como frontera natural era difícil construir edificios; pero ahora hay puentes planeados que van a exponenciar esa zona para la verticalidad”.
Por su parte, Óscar Castañeda apunta que el sur es también una opción apta para el desarrollo vertical, particularmente para edificios corporativos. Refiere que si bien esta área se caracteriza por contar con más industria, concede la oportunidad de concentrar a los altos mandos directivos de las empresas cerca de sus plantas.
Se buscan inversionistas
Aunque Aguascalientes está apostando más por la verticalidad, todavía le queda mucho por recorrer para “estar a la altura” de las metrópolis del país. Castañeda calcula que estamos a unos 15 o 20 años para consolidar una infraestructura vertical como la de Guadalajara o Monterrey; y resalta que existe una oportunidad latente de ser una “ciudad ejemplo”, incluso por encima de ambas urbes:
“Aguascalientes puede convertirse en una ciudad modelo, ya que goza de condiciones que ni sus vecinos del Bajío tienen. Todavía podemos manejar un crecimiento de manera ordenada y convertirnos en un referente a nivel nacional”.
Óscar Aragón menciona que el éxito de los edificios en Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey se ha dado, en gran parte, por el constante flujo de inversiones impulsado por la comunidad judía.
El arquitecto expone que, pese a que en territorio hidrocálido no abunda esa población, sí existe el poder adquisitivo para invertir en edificios; sin embargo, considera que la falta de capital en este segmento se debe a que aún no existe mucha cultura respecto al tema.
Sepúlveda comparte esta idea. Destaca que quizá uno de los principales retos de la verticalidad en el estado es que los aguascalentenses no están del todo convencidos de migrar su estilo de vida hacia esa tendencia; no obstante, señala que con la creciente población foránea, la comunidad local irá adaptándose al modelo:
“Se tiene que ir aceptando poco a poco por toda la gente que viene de fuera y habituaba vivir o trabajar en edificios. Aguascalientes es un ente vivo que va cambiando y su gente requiere adaptarse a las condiciones para que no perciban el cambio como un impacto negativo”, declara.
Quienes se han adaptado al cambio han comenzado a ver los frutos de la verticalidad. Óscar Castañeda explica que “crecer para arriba” es ideal para aumentar el valor de los terrenos, lo que en Aguascalientes se ha visto en alzas de hasta el 100 por ciento sobre los precios que apenas hace tres años registraban:
“Las bienes raíces han incrementado de forma importante, alineándose a los costos de León, Querétaro e incluso de algunas partes de Guadalajara. El efecto inmediato de esta evolución vertical es la oportunidad de hacer cosas grandes, de generar proyectos cada vez más ambiciosos…”.