Comodidad, estabilidad, descanso y oportunidades de crecimiento… son ideas que se vienen a la mente al pensar en el retiro. Sin embargo, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), sólo 9% de los mexicanos cuenta con un servicio de pensión.
La jubilación —más que un asunto ajeno a nosotros— es una realidad que nos compete en primera persona, sin importar los años de servicio laboral. De acuerdo con cifras de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (CONSAR), sólo 25% de la población trabajadora que cotiza durante su vida laboral puede acceder a una pensión. Entonces nos preguntamos:
¿Nos espera un retiro digno?
Según Cuauhtémoc Torres, director de la aseguradora Soluss, una pensión adecuada supone la cobertura de las necesidades básicas (vivienda, alimento, vestido y servicios médicos). Esto significa un egreso anual aproximado de un millón 250 mil pesos.
Las estadísticas presentadas por el INEGI, la CONSAR y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), arrojan otra realidad: la mayoría de los mexicanos sólo cuentan con 600 mil pesos para pensionarse.
Según estos datos, uno de cada dos mexicanos recibe dos mil 400 pesos mensuales. Aunado a esto, la tasa de reemplazo en México es de apenas el 38%, porcentaje que está por debajo del promedio de la OCDE. En el supuesto de que una persona tuviera un ingreso de 20 mil pesos mensuales, su pensión se reduciría a seis mil pesos.
En cuanto a las AFORE —buen mecanismo de ahorro para el retiro—, el ingreso promedio de los mexicanos no es suficiente para un retiro digno. El porcentaje de ahorro mensual es de 6.5% con proyecciones al 13.5%. Esto supone diversas problemáticas debido a la inflación estimada en años siguientes.
¿Qué retos y oportunidades tendremos?
Las reformas que se han hecho respecto a las pensiones acarrean consigo dos problemas:
- 50% de la población mayor tiene un ingreso inferior al mínimo necesario (en promedio dos mil 400 pesos mensuales), cuando se requieren alrededor de 20 mil pesos.
- 50% de la población no contempla la gestión de su retiro en su plan de vida, además de tener poca o nula formación financiera. Así, las próximas generaciones de jubilados podrían enfrentar los problemas de una pensión reducida.
No obstante, la concientización y las buenas prácticas financieras de la Población Económica Activa (PEA) pueden impulsar cambios positivos tanto para ellos mismos como para toda la economía nacional. Para ello, es necesario conocer las políticas públicas, contar con la iniciativa para crear un cambio y contemplar el valor de nuestros adultos mayores dentro las empresas, asegura Cuahutémoc.
A su vez, declara que el aprovechamiento de la experiencia de este grupo de personas en las empresas posibilita la generación nuevos ingresos para las personas mayores, al tiempo que los jóvenes aprenden las buenas prácticas de los que están por jubilarse. Así, se crea un ciclo virtuoso.
La sinergia entre el trabajo individual y colectivo, el conocimiento responsable de las políticas públicas y la ocupación en lo necesario para nuestra propia jubilación promoverán una calidad de vida más digna para los adultos mayores de hoy y (los de mañana).