En alguna ocasión, tuve la oportunidad de visitar las oficinas de uno de los corporativos de una empresa con presencia nacional, y fundada hace más de cuatro décadas. Llegué a recepción, enseguida me registraron, autorizaron el acceso, me indicaron hacia dónde y con quién dirigirme. No obstante, para mi sorpresa mientras transitaba por las oficinas, así también me encontraba en un viaje en el tiempo cuarenta años atrás…
Pudiera sonar superfluo o banal; sin embargo, desde el mobiliario, la decoración, la la forma de acomodar los escritorios o cubículos, el equipo de cómputo; etc, refleja en su mayoría y de cierta forma, aunque no como regla, la Cultura Organizacional de una empresa y por ende su liderazgo.
Lo anterior, es un tema muy olvidado, confundido o ignorado en Aguascalientes; en la mayoría de las empresas locales e internacionales, en el sector público e incluso en la academia.
La Cultura Organizacional es un factor relevante para ponerle atención e inversión; ya que influye directamente en lo siguiente: Productividad, Rotación de Personal, Calidad de Vida, Innovación e Inspiración e incluso en marketing para la empresa.
Por citar algunos ejemplos de adecuadas acciones para fomentar una Cultura Organizacional, se encuentra la Planeación Estratégica; es decir, cada año se reúne al menos una persona de cada área de la empresa e incluso desde quien lleva muchos años laborando hasta quien tiene escasamente un año; para alinear Misión, Visión, Objetivos y Propósito; en una sesión colaborativa de no más de una hora.
En adición, otra acción similar anual, es la denominada “Notes Day”; donde colaborativamente cada miembro de la empresa propone mejoras a sus procesos o áreas, con el propósito de darle seguimiento para innovar y hacer más eficiente la experiencia del usuario y/o cliente.
Alguna otra pauta relacionada, va desde crear una decoración original, colores, espacios con luz natural, mobiliario ergonómico e inspirador que fomente la colaboración, el trabajo en equipo, confianza, accesibilidad y transparencia; hasta áreas que ayuden a despejar la mente o relajarse un poco en días con gran carga de trabajo.
Aunado a esto, con objeto de generar integración y confianza se podría promover al menos una vez por mes, un convivio por equipos de trabajo; es decir, actividades después de la oficina como concursos deportivos, una ida al cine o una comida informal en algún lugar consensuado.
Y por último, la forma de ejercer el liderazgo; en la que la organización sea mucho menos jerárquica y mucho más horizontal, evitando burocracia, cuellos de botella. Donde el líder sea también un coach, extinguiendo con ello la figura del paradigmático jefe que hace “micromanagement”: acusa en vez de ayudar a solucionar, retroalimenta sesgadamente, desconfía de su equipo, ordena mas no inspira, delega ineficientemente, y comete muchos horrores más que forman un clima laboral tóxico y ocasiona otros temas anómalos como el mobbing. Evitando también esa lucha constante entre empleado y empleador, donde cada uno discute de los defectos del otro.
Líderes de empresa y colaboradores, esforcémonos por desarrollar lo más que se pueda nuestro liderazgo; dentro del cual, la satisfacción personal sea el de no solo cumplir metas y expectativas, sino dejar un legado en el ámbito donde nos desarrollemos.
Desafortunadamente cada vez más la incomprensión de la Cultura Organizacional y su relevancia, hace que el colaborador se sienta indispensable a toda costa y en respuesta la empresa lo sienta como un elemento desechable, distorsionando las relaciones laborales a un esquema en el que un colaborador trabaja solamente por un sueldo y no por convicción o sentido de pertenencia.
Recomendación de lectura: “Work Rules: Insights from inside Google that will transform how you live and lead”; escrito por Laszlo Bock. Así también, “Make Space: How to Set the Stage for Creative Collaboration”; escrito por Scott Doorley & Scott Witthoft.