Tres hombres de negocios desmitifican la ideal del retiro y demuestran que para emprender no hay edad, pero si es desde la madurez, sus actos están provistos de sabiduría y experiencia. Como si entonaran la famosa canción de Frank Sinatra, “My Way”, cada uno escribe su propia partitura de vida. Rechazando los estereotipos alrededor de la edad, demuestran que la pasión no tiene viso de extinguirse con el paso del tiempo.
Salvador Rodríguez Aldrete
Don Salvador Rodríguez Aldrete no comulga ni por asomo con la idea convencional del retiro. El empresario expresa su firme creencia en que, mientras sus capacidades mentales y físicas se mantengan intactas, no hay razón para detenerse.
“La mayoría de las personas que hemos trabajado durante toda nuestra vida estamos habituadas a hacer algo, a aportar valor. Yo nunca he tenido la intención de que llegue un día y diga ‘hasta aquí llegué, ya no hago nada’”, se sincera.
Para él, la clave es planificar y adaptar el ritmo de trabajo a medida que uno va avanzando de edad, si bien reconoce que uno no puede mantener el mismo ímpetu de la juventud.
“Un coche deportivo que está nuevecito no es lo mismo que un coche viejito con un motor bien corrido, ya que no pueden correr a la misma velocidad y tampoco necesariamente tienen la misma tecnología. Sin embargo, lo que siempre he creído y sigo creyendo es que no existen límites mientras se tengan las capacidades mentales en buen estado. No hay límite para aprender, uno siempre puede adquirir nuevos conocimientos y aportar a los demás”, defiende.
Don Salvador Rodríguez también recalca la importancia de la planificación y de ser dueño de su propio tiempo. Trabaja para sus propias empresas, lo que le permite decidir cómo quiere manejar su agenda.
“Es necesario planificar y no dejar que las cosas simplemente sucedan. Yo mismo determino mi ritmo de trabajo y decido en qué actividades me interesa participar”, añade.
Por ejemplo, actualmente está construyendo una casa. Dice que alguien le podría cuestionar para qué, si no sabe si vivirá ahí quince años o cinco meses. «No lo sé, pero me tiene divertido. Y me hace enojar también. Las personas necesitamos emociones. Necesitamos estar enojados, felices«,
“Algo que ha sido fundamental para mí es lo que considero los dos pilares de la edad madura: la familia, indudablemente, y los amigos. Pobre del hombre o mujer que llega a su edad madura solo. La soledad es el peor enemigo de vivir”, afirma.
Enrique López
El presente vital de Enrique López es la antítesis de la idea del retiro. A los 62 años conquistó la cumbre del Nevado de Toluca (a casi cinco mil metros sobre el nivel del mar) para festejar el rompimiento del récord de ventas y utilidades de la empresa donde se desempeñaba como director general.
“Bajo ninguna definición estoy retirado”, asegura.
Enrique considera que una persona se jubila cuando deja de aprender y, sobre todo, cuando deja de enseñar. Señala que, durante el desarrollo de nuestra vida profesional, corremos el riesgo de convertirnos en “sabios demasiado viejos” y, quizás, en “viejos demasiado jóvenes”.
Por eso, refiere que el mundo emprendedor es un campo fértil para compartir con las generaciones jóvenes las redes empresariales y las mejores formas de hacer las cosas. Así, exhorta a colaborar con los nuevos emprendedores para que no tengan que esperar a llegar a viejos para convertirse en “sabios”.
“Mi principal recomendación es que seamos libres y tengamos la libertad de invertir nuestro tiempo en aquellas cosas que nos permitan vivir sonriendo y disfrutando de la vida: en pocas palabras, que nos permitan ‘morir joven y sonriendo’ con la mayor edad posible”, explica.
Lo que alienta a Enrique López a seguir trabajando y emprender nuevos proyectos son dos razones fundamentales. En primer lugar, su propósito de vivir feliz y compartir felicidad es una motivación crucial. En su familia, creen firmemente que las verdaderas satisfacciones provienen de compartir, no de acumular. Compartir conocimiento para ayudar a otros a crecer como personas y empresarios es una de sus principales aspiraciones.
En segundo lugar, López está convencido de que, si algo es importante para él, debe tomar la responsabilidad de hacerlo realidad. Trabajar para lograr sus sueños es esencial, ya que no desea dedicar su tiempo y esfuerzo en perseguir los sueños de otra persona. Su aspiración personal es colaborar con otros empresarios para que también alcancen sus objetivos.
«Seguiré colaborando con quienes, desde múltiples arenas, trabajamos cotidianamente por construir el legado de paz y prosperidad para nuestras familias», finaliza.
Armando Ávila
Armando Ávila puede decir orgullosamente que se jubiló de Nissan Mexicana, empresa a la que catapultó al liderazgo en el país. Pero retirado, como entendemos “retirado”, no está.
A sus 59 años se siente pleno con sus actividades y compañía cercana, especialmente su familia. Después de más de cuatro décadas en el sector automotriz, Ávila se alistó meticulosamente para esta etapa de su vida, considerando el ahorro y las habilidades adquiridas en sistemas de trabajo, tecnología y desarrollo de talentos.
“La mayoría de las personas jubiladas tienen un gran potencial en conocimientos y experiencia. Es una gran oportunidad de consolidar algunos métodos de trabajo y sistemas probados en la industria”, asevera.
Ávila Moreno colabora actualmente en diferentes actividades empresariales y ofrece tanto consejos como mentorías en compañías de diversos estados. Además, se embarcó en dos nuevos proyectos exitosos en los sectores financiero e industrial, fomentando el empleo y las oportunidades laborales.
“Mantenerse activo es un buen estilo de vida. Debemos darnos un tiempo para compartir experiencias en conferencias, emprendimientos y oportunidades en la industria”, resalta.
En sus nuevos proyectos, aplica sabiamente las habilidades adquiridas a lo largo de su carrera: administración, control de proyectos, liderazgo y trabajo en equipo. El exdirectivo de Nissan no sólo aspira a lograr la rentabilidad y calidad en los productos y servicios de sus nuevos proyectos, sino que su motivación también radica en dejar un impacto positivo en su comunidad y en la sociedad.
“Que los mexicanos tengamos confianza, que tenemos el talento y liderazgo para dirigir grandes organizaciones, que somos capaces de inspirar para obtener grandes resultados y ser reconocidos a nivel global, trabajando juntos como un gran ‘One Team Spirit’”, ilustra.
Para los empresarios retirados o próximos a su jubilación, Armando Ávila les sugiere prepararse para disfrutar de esta nueva etapa. Si les gustan los desafíos, recomienda no dudar en emprender nuevos proyectos, además de animarlos a dedicar tiempo a apoyar como mentores a las nuevas generaciones —y así devolver algo de lo aprendido en su vida empresarial—.