Carlos de Luna Arce* analiza la portada de agosto de Líder Empresarial |
Los mercados se mueven continuamente. Las compañías de hoy compiten en un entorno de constante turbulencia y con una única constante: el cambio. Conocer lo que el cliente quiere implica no solo hacer el producto o servicio, sino también entender para qué lo quiere; esto se llama inteligencia de mercados, lo cual consiste en analizar el comportamiento de las variables más importantes que definen a un conjunto de consumidores meta para tomar decisiones.
Esto lo ha entendido muy bien Alejandro Cetto, en quien la elección de su carrera influyó para estar cerca del mercado y comprenderlo. La visión de negocios de su abuelo y su padre es digna de reconocerse pues logró consolidar a Valle Redondo; sin embargo, los tiempos cambian. No es lo mismo adecuarse a las transformaciones de 2016 que a las de 1982 o 1964.
Cuando se tiene una perspectiva mercadotécnica como la de Valle Redondo, se cuidan los canales de distribución, se definen con cuidado las categorías del producto, se trazan matrices que definen las tendencias y posición competitiva.
La demanda va a velocidades muy distintas y es necesario adaptarse. Hoy, a diferencia de hace algunos ayeres, se tiene un enfoque empresarial global que marca tendencias rápidamente; adecuarse a ellas significa conocer la capacidad de la organización, es decir, en qué es competitiva, en qué ciclo de vida está cada producto, en qué es fuerte la competencia y en qué es débil, qué información se tiene del entorno comercial y qué desea el cliente para los siguientes años.
Por eso, cuando se tiene una perspectiva mercadotécnica como la de Valle Redondo, se cuidan los canales de distribución, se definen con cuidado las categorías del producto, se trazan matrices que definen las tendencias y posición competitiva, se evalúa de manera constante la calidad del servicio y se refuerza la identidad corporativa. ¡Vaya trabajo que comprende el balancear todos estos factores!
Y si la mercadotecnia en una empresa es así de importante, tener una cultura organizacional en un ambiente sano y enfocado a la productividad es un activo intangible que permite las transformaciones. No cabe duda que colaborar con las personas adecuadas hace posible la evolución.
Estos empresarios inquietos y visionarios no se detendrán porque hasta ahora han sabido cargar con responsabilidad el legado que les fue heredado.
Las decisiones estratégicas que tomen en los próximos años Alejandro y su hermano Maurizio estarán enfocadas, seguramente, en la definición de políticas y metas reales que conseguirán con base a los recursos materiales y humanos disponibles; pero sobre todo buscarán ser los mejores: no solo los más recordados, sino también los más reconocidos.
Estos empresarios inquietos y visionarios no se detendrán porque hasta ahora han sabido cargar con responsabilidad el legado que les fue heredado (ese formato de ser pioneros y conquistadores), porque saben que marcar la diferencia es hacer las cosas diferentes.
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