En un espacio que que rodea la famosa Plaza de Armas del Centro Histórico de San Luis Potosí, entre el extremo de avenida Carranza y calle Allende, existe un distintivo inmueble inaugurado en el año de 1897, mismo que en su cúspide mantiene por los aires a una peculiar escultura.
Edificio conocido anteriormente como “Banco de San Luis”, este funcionó como libre institución de sociedades mercantiles e industriales. Más adelante se transformó en la primer sede del Instituto Potosino de Bellas Artes, en el año de 1955, después en el Café Versalles, para ahora albergar una plaza comercial de diversos aparatos tecnológicos.
Pero lo que nos interesa… Justo en la parte superior de la esquina de su estructura, se encuentra la escultura de uno de los dioses romanos de mayor importancia, hijo de Zéus y la Ninfa Maya, el imponente “Mercurio” o “Hérmes”, elaborado totalmente de bronce.
- Altura de 1.20 metros
- Réplica aproximada a la escultura de Mercurio elaborada por el escultor Giambologna, en Florencia, Italia
- Una singular escultura que puede observarse a lo lejos por cualquiera que preste atención a este personaje de la historia arquitectónica de la entidad
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Se cree que, entre otras cualidades, este personaje tiene entre sus misiones ser mensajero de los dioses, patrón de los retóricos y protector de las actividades mercantiles, además de mantener estricta vigilancia hacia los comercios del Centro Histórico de la capital.
Este personaje posee elementos y detalles distintivos, como su postura acrobática, que a lo lejos hace parecer a esta pieza es algo inestable, su brazo derecho se alza en dirección al cielo, y en el brazo izquierdo sostiene el emblema de Mercurio.
Una escultura ignorada por muchos
Cabe destacar, muchos de los potosinos desconocen la presencia de esta característica escultura, pues es necesario mirar hacia arriba para apreciarla, e incluso usar algunos lentes especiales para admirar sus increíbles detalles, como la forma en la que fue moldeada.
En tu visita al estado, no te olvides de recorrer este cuadro de la ciudad y enfocar tu mirada unos minutos para ver a Mercurio desde las alturas, porque recuerda que él, probablemente ya te esté vigilando.