En cuestión de días, España se vio envuelta en una pesadilla de la que no se vislumbra un fin en el corto plazo, al convertirse en el tercer país más perjudicado por el coronavirus COVID-19 en el mundo. Únicamente le superan China, donde la situación se empieza a restablecer luego de tres meses, e Italia, donde tan solo en el día de hoy, se reportaron 793 muertes por el patógeno.
En su último reporte, España contabiliza alrededor de 18,077 casos confirmados, 1,107 casos recuperados y 833 decesos por coronavirus. Las autoridades sanitarias han observado cómo los nuevos casos se cuentan cada día por miles, mientras los fallecimientos diariamente oscilan entre los 150 y los 300.
En Madrid, capital del país y principal foco de infección, las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) funcionan a marchas forzadas, alcanzando el doble de su capacidad en la atención de pacientes con coronavirus. El País ha descrito que estos cuerpos están al borde de su capacidad:
“Por eso los médicos intensivistas están preparándose para tomar decisiones difíciles ante la eventualidad de que no haya suficientes camas para atender a los enfermos críticos. Saben que van a tener que priorizar a unos enfermos sobre otros”.
Es difícil mensurar el tamaño de la problemática que está viviendo una nación a más de 9 mil kilómetros de distancia de nuestro país. Pero su realidad hace semanas fue tan similar a la que hoy ocurre en México -con más de 203 casos confirmados de coronavirus COVID-19, 2 fallecimientos y 606 casos sospechosos en tres semanas- que sólo viendo de cerca su experiencia nos permitiría dimensionar realmente el tamaño de la emergencia sanitaria.
Andrea Muñoz Martínez, estudiante de Aguascalientes, entidad que suma cuatro casos confirmados y más de 80 personas sospechosas en menos de una semana, viajó de intercambio a Extremadura, España, y está atestiguando la crisis que está azotando al país europeo y no parece detenerse en el plazo más inmediato. Así es el día a día de una mexicana en la nación ibérica.
No dimensionar el riesgo: error capital.
Andrea, de 23 años de edad, es una de las 155 estudiantes de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA) que viajó al extranjero para continuar con sus estudios, en su caso particular, de Medicina.
Le tocó presenciar cómo a pesar de las noticias de China, y posteriormente de Italia, se vivía un ambiente un tanto relajado ante la percepción de que la situación no pasaría a mayores. Ese ambiente laxo permaneció aún cuando en territorio ibérico se iban confirmando los primeros casos, particularmente de turistas provenientes de otras naciones, pero sin dejar de lado a los propios españoles. Algo que urge que no repita México, y principalmente Aguascalientes.
“Desgraciadamente, casi todo el mundo se lo tomó a la ligera. La perspectiva general, fue de despreocupación, se asumió que como Italia es un país del primer mundo, lo podrían controlar pero lamentablemente no fue así”, responde Andrea a través de una entrevista telefónica.
Los casos en España se empezaron a elevar, pero el hecho de que la mayoría fueron provenientes de Italia no provocó la alarma de la población; parecía como si la realidad del país transalpino fuera ajena al territorio ibérico. Hasta que Italia ordenó la cuarentena de toda la nación al igual que su cierre de fronteras.
“Al cerrar Italia, España entra en pánico. Aún más cuando las autoridades empiezan a notificar que los nuevos casos aumentan cada día por centenares. Era impresionante ver la cantidad de gente que estaba infectándose hasta llegar al punto de que ahora son tantos los casos que resulta imposible frenar la propagación”, manifiesta.
Andrea recuerda que inicialmente, la mayoría de la población hizo caso omiso a las medidas preventivas señaladas por las autoridades: lavarse las manos con agua y jabón, usar gel anti bacterial, utilizar guantes y cubre bocas, guardar una sana distancia respecto a las personas, aislarse en casa en la medida de lo posible. Las medidas, en su mayoría, fueron ignoradas.
Esto condujo a un estado caótico: se anunció el cierre de fronteras terrestres, se redujeron significativamente los vuelos al interior del país y las rutas para salir al exterior han disminuido, al igual que algunos medios de transporte público se suspendieron.
“Aún con todo esto, la gente siguió saliendo de fiesta, hasta que las autoridades anunciaron sanciones, incluso pena de cárcel, a las personas que estuvieran circulando por las calles sin ninguna justificación que no fuera ir al médico, a la farmacia, al supermercado o a trabajar”. Incluso, menciona que el ejército está patrullando las calles, con la finalidad de evitar que la gente salga de sus casas.
Una lección por compartir
Para la hidrocálida, la situación que vivió el país donde hoy vive bajo la incertidumbre, no tuvo que llegar hasta ese límite; espera que en México y Aguascalientes no suceda lo mismo, por lo que apela al sentido de responsabilidad de los mexicanos e hidrocálidos:
“Entre todos nos tenemos que cuidar y tomar conciencia de la situación, porque esto es real. En México están a tiempo de frenarlo. Yo sé que existen muchísimas cuestiones [que impiden la cuarentena], como las personas que tienen que ir a trabajar para tener un sustento económico para poder comer, porque no todas tienen la capacidad adquisitiva para comprar una despensa por quince días y que dependen de lo que ganan día a día”, reflexiona.
“Pero creo que podemos encontrar una forma para ayudar a todas esas personas directamente o indirectamente, para que de esta manera COVID-19 no alcancé a golpear a nuestro país tan fuerte como en otros lados”, agrega.
Si bien los adultos mayores y aquellos que tengan patologías previas relacionadas con enfermedades cardiovasculares, crónico-degenerativas, pulmonares, obesidad, diabetes, entre otras, son los que se encuentran en mayor riesgo de desarrollar un cuadro severo de COVID-19, Andrea advierte a los jóvenes que no se sientan inmunes, pues la enfermedad ha causado graves problemas a gente joven y sana, así como a niños de temprana edad:
“Ha habido decesos de todas las edades, incluso en personas que no sufrían ninguna enfermedad previa. Aún cuando los jóvenes no registran altas tasas de mortalidad como la de adultos mayores, no se descarta la posibilidad de que contraigan la enfermedad o que se conviertan en vectores de la misma, siendo de esta manera la mayor intranquilidad para todos puesto que ponen en riesgo a los demás”.
Por lo anterior, Andrea implora que se tenga conciencia de la situación, ya que ella se encuentra en un país “de primer mundo” y efectivamente, ve que día con día la tasa aumenta en vez de mantener una meseta o disminuir la situación.
El desafío más grande de su vida
Para Andrea Muñoz Martínez, la situación que está atravesando en España, lejos de su familia, es el desafío más grande que le ha puesto la vida.
«Nunca había estado separada tanto tiempo ni mucho menos tan lejos de mi familia y de mis seres queridos, pero desafortunadamente es una experiencia que nos tocó vivir», responde.
«Mentalmente ha sido muy difícil tener que tomar la decisión de quedarme o regresar a mi país de origen. Honestamente es desolador como hay personas que no generan conciencia ante la situación. Ha sido sin duda alguna una de las cosas que como estudiante de intercambio no te esperas, y mucho menos a los 2 meses de tu estancia en el extranjero, pues estoy completamente de acuerdo que nunca se está preparado para una situación como esta, sin embargo esto me ha hecho crecer como persona”, admite.
Alrededor de toda esta pesadilla, Andrea comenta que ha aprendido a valorar, a escuchar, a pensar, a tomar decisiones sin tener la oportunidad de meditarlas tanto. Asevera que tiene fe de que México y Aguascalientes reaccionen y tomen medidas, porque sabe que ya han ordenado la suspensión de clases y el cierre temporal de bares, antros y centros nocturnos.
Asimismo, siente que la experiencia que está viviendo en España puede erigirse como una voz de alerta para los aguascalentenses y mexicanos; un llamado a la responsabilidad y al deber cívico para que toda la sociedad ponga de su parte y si no detener la propagación de un virus que ya ha provocado varios decesos, por lo menos sí frenar su curva de contagio.
“Entre todos hay que cuidarnos. No hay que ser irresponsables y dejar la situación a la deriva. Es momento de que todos nos pongamos en los zapatos de todos. De nada sirve que solo unos cuantos decidan aislarse si hay otros que prefieren irse de fiesta, seguir su vida normal o ver la cuarentena como periodo vacacional”, exclamó Andrea.
“El mensaje que quiero mandar es que si nosotros como ciudadanos nos cuidamos, cuidaremos directamente a nuestras familias e indirectamente a las familias de los demás”.