La psicóloga Katya Jimena Orozco Barba, es profesora de la Universidad Panamericana (UP), quien además actualmente cursa su maestría en Psicoterapia de Arte y Terapias Psicoexpresivas por el Instituto Avanzado de Salud y Educación en Valencia, España, nos brinda su opinión profesional sobre cómo y de qué manera nuestro vocabulario es tan común y cuáles son las razones que hay detrás de esto.
La cantidad de términos que utiliza una persona promedio puede variar, de acuerdo con la encuestadora Consulta Mitofsky, los universitarios mexicanos tienen un vocabulario cotidiano de tan sólo 200 palabras. El silencio permite escuchar las palabras que decimos, las que se nos han dicho y las que decimos a los demás.
Todos los días escuchamos palabras casi todo el tiempo. Si hoy hiciéramos una breve pausa y recordáramos las palabras más significativas que se nos han dicho, a lo mejor recordaremos aquellas que han enmarcado momentos importantes. Si somos afortunados, recordaríamos el primer “te amo”, “tú puedes”, “confío en ti”. Palabras que con el paso del tiempo se convierten en puentes, anclas, cimientos o murallas en momentos difíciles.
Quizá, así como todo encuentro con el otro empieza con un par de palabras, así toda violencia también comienza por la lengua, por una palabra que hiere, abusa, rebaja o degrada a una persona o a sí mismo. Muchas de las palabras descansan en algún sitio a pesar de quien las escucha.
Una de las consecuencias de la actual era instantánea y virtual es la reducción de palabras a mensajes abreviados, emojis e incluso charlas con temas tan subjetivos y aparentemente profundos que se reducen a unas cuantas líneas, Pero ¿hasta dónde se puede llegar con palabras tan limitadas? ¿con cuales palabras contenemos la existencia de las cosas y de los otros? ¿con cuales creamos su sentido? Dicho lo anterior, la palabra es un medio por el cual nos vinculamos con los demás y también, nos separamos.
La invitación en esta breve ventana a la cuestión es a escuchar la propia palabra. Escuchar lo que se habla y más aún, a quien habla. Quizá así, se abra la posibilidad de re-crear lazos que nos vinculen de maneras distintas con los otros y también con uno mismo. Poner palabras al servicio de la violencia tendrá algunos efectos, así como también los tendrá ponerlas al servicio de la vida y del amor.
Sobre la psicóloga Katya Orozco
En el 2018 realizó una exposición y publicación en temas de investigación cualitativa respecto a las prácticas del coordinador en los clubes de tercera edad y el impacto que tiene en la participación de los miembros. Además, ha impartido talleres para la regulación emocional y desarrollo de habilidades emocionales para padres y adolescentes con alto riesgo suicida con base en la metodología DBT (terapia dialéctico conductual).
Ha creado cursos y talleres para favorecer el desarrollo psicológico infantil y del adolescente. Ha publicado artículos en temas de salud y sociedad para el periódico local “El sol del Centro”.
De 2020 a 2022 desempeñó como Psicoterapeuta en la UNEME “Cielo claro” brindando atención psicológica a niños, adolescentes y adultos. También impartió capacitaciones para el personal de salud pública en materia de salud mental, bajo las líneas de intervención mhGAP. Es columnista en la revista Blackstone Magazine en la sección “HealthCare”.
Actualmente, se desempeña como psicóloga evaluadora en el centro de control y confianza (C3) de la Fiscalía General del Estado de Aguascalientes realizando evaluación al personal de fiscalía a elementos de seguridad pública. También, ofrece cursos para el desarrollo y reorganización de habilidades psicosociales en edades preescolares. Ofrece asesoría y consultoría para casos psicológicos clínicos.