Escrito por Juan Manuel Ávila Hernández, presidente de Coparmex Aguascalientes
Este año sin duda alguna ha sido un año particular en materia climática, el fenómeno del niño ha afectado los ciclos de producción agrícola, hay menos lluvias y en algunos sitios ni si quiera las ha habido, esto nos hace como ciudadanos darnos más cuenta de que los cambios climáticos son una realidad que desafortunadamente estamos viviendo ahora y claramente se vivirá más intensamente sobre todo si no logramos reducir nuestra huella de carbono y el impacto que tenemos en nuestro entorno.
Estos cambios climáticos han sin duda elevado nuestro consumo eléctrico – que de por si según cifras del PRODESEN creció un 3% entre 2021 y 2022- es decir, no solo como ciudadanos de este siglo nuestro consumo ha crecido exponencialmente – solo hace falta ver el número de electrónicos que estamos conectando cada día en nuestras casas- sino que se ha vuelto una tendencia el adquirir aires acondicionados, lo cual repercute en la manera en la que consumimos energía, esto llevo al Sistema Eléctrico Nacional a entrar en estado de alerta operativa, es decir que se contaba con un margen de reserva del 6%, en el mes de Junio esto sucedió cuatro veces, algo nunca antes visto en nuestro país rompiendo los récords anteriores que no superaban los 47,000 MW, la semana pasada pasamos los 53,000 MW.
Si bien es cierto el calor es un factor importante en este suceso no podemos dejar de lado que como individuos hemos crecido nuestro consumo energético, vale la pena fijarnos en cuestiones tan sencillas como el número de “enchufes” eléctricos en la habitación de un hotel para poder calcular en que año fue construido, pues pasamos de conectar la televisión y una secadora de cabello a consumo en la mesa de la habitación para trabajar, cargadores en los burós y ya inclusive lámparas con entradas USB, esto se puede ver en los datos publicados por el propio PRODESEN donde el consumo eléctrico creció un 3% de 2022 vs 2021, se estima que este crecimiento siga este 2023 vs el 1.5% estimado de crecimiento del PIB, es decir, como individuos no solo como industrias hemos aumentado nuestro consumo pues ya no hay necesariamente una correlación entre energía y PIB.
Los elementos antes mencionados nos llevan a la pregunta obligada, ¿qué podemos hacer nosotros? Mucho se ha comentado de la fuerte necesidad de una participación privada en el sector energético, malamente se encasilla la parte de energía solo a la generación pero se nos olvida que hay otros elementos como transmisión y distribución que también son necesarios para poder hacer un despacho -entrega física- eficiente de la energía, la red eléctrica puede y debe modernizarse en un complemento donde también se incluya la generación distribuida – la generación en sitio/techos solares- así como el empoderamiento eléctrico de los usuarios, esto es poder utilizar tecnologías como sistemas de almacenamiento eléctrico de gran escala, las cuales con funciones como las de peak shaving & load-shifting – es decir trasladar los consumos del horario punta a la base pues en ese horario se cargan las baterías y esa energía que se cargo en el horario base se utiliza en el horario punta que es cuando mayor demanda eléctrica hay y por ende su precio es mayor- este tipo de implementaciones ya se pueden realizar desde el punto de vista regulatorio pero también tecnológico.
Sin embargo no podemos dejar de mencionar que la solución es combinada, no se puede abordar desde la perspectiva única del usuario sino también se necesita una apertura en materia de inversión en materia de redes eléctricas.