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Retomar el 115: candidatas y candidatos a las alcaldías

Oliver Meza

Por: Dr. Oliver Meza 

En este año electoral, las y los candidatos a alcaldías enfrentan un panorama interesante y lleno de retos. Por un lado, se enfrentan a un proceso re-centralizador apabullante frente al cual nuestro sistema federal no está completamente preparado para ofrecer contrapesos eficaces.

Cada cierto tiempo, las relaciones intergubernamentales en México entran en un proceso de ajuste, estirando la cuerda hacia menor o mayor descentralización. La actual administración federal está “jalando la cuerda” hacia la centralización. La eficacia de los contrapesos locales requerirá mucha negociación política y un amplio trabajo “de calle” en lo local. 

Por otro lado, quien aspire a una candidatura municipal se enfrenta a una administración pública que arrastra décadas de desgaste, lo que dificulta a las nuevas administraciones tener un cuerpo burocrático preparado para lograr mejores resultados. Este fenómeno, como señala un colega, es acompañado por la “costumbre” de que cada nueva administración municipal trae una narrativa propia, cuya característica es desprestigiar la anterior.

Sin importar los avances y aciertos de las administraciones pasadas, lo crucial es “descubrir el hilo negro”. Sin duda, esta forma de trabajo es perniciosa. Como dice el viejo dicho: la probabilidad de “tirar el agua de la bañera junto con el niño” es altísima.

Existen otros retos que nuestras candidatas y candidatos ahora enfrentan. La coyuntura política se impone, dirigiendo la atención hacia espacios comunes como seguridad o pobreza (los más frecuentes). En particular estos retos servirán para ganar elecciones, pero serán insuficientes para fortalecer al municipio. Tampoco forjarán una relación municipio-ciudadanía más sostenible.

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Para eso será necesario no perder de vista el panorama completo que ya mencioné, aquel que lleva décadas conduciendo a las alcaldías al actual derrotero.

Este rumbo se caracteriza por un municipio débil, frecuentemente sujeto a los designios de los gobiernos estatales y federales. Es un municipio donde la agenda local de prioridades queda relativamente supeditada a los intereses supralocales. Es decir, la agenda de políticas es dirigida desde otro lugar.

Existen varias razones que han llevado al municipio hasta aquí. Dos libros explican este fenómeno.[1] El punto que aquí señalo es que las alcaldías necesitan retomar y dirigir sus acciones en función de la agenda local, señalada en el artículo 115 de la Constitución y que solamente este nivel de gobierno puede atender.

Otras políticas son concurrentes y la rendición de cuentas se diluye entre la (des)coordinación intergubernamental, pero la del 115 pertenece al municipio. Y esta agenda se ha descuidado.

Los resultados, a ojos de todo mundo, son múltiples:

Retomen el 115, o por lo menos no lo dejen de lado, candidatas y candidatos a las alcaldías. Sean creativos, introduzcan innovaciones en sus gestiones y en sus políticas que tengan por asiento el 115. Hagan esto cerca y de cara a la gente. Varios de los problemas más apremiantes, incluyendo la seguridad y la pobreza, pero también la educación, la salud y el desarrollo económico, entre otros, pueden resolverse estructuralmente desde el asiento del 115.

Hasta hoy esta es la agenda donde el gobierno municipal tiene mayor posibilidad de incidencia. Solo puede atenderse cabalmente desde el poder local.

[1] “Gobierno Local, Poder Nacional: La Contienda Por La Formación del Estado Mexicano” (2005) de Mauricio Merino y “Agenda local: El entorno institucional detrás del proceso de las políticas públicas” (2015) de Oliver Meza. 

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