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Las cinco fases de un marco decisional

Por: Xicoténcatl Morales Hurtado. CEO Gestión Avanzada

Las decisiones ambiguas y ordinarias producen resultados ambiguos y ordinarios. Decidir no es una tarea fácil, de serlo, todas las personas tendrían claridad sobre su presente y futuro.

En la vida empresarial, las decisiones atraviesan por varios matices: la razón que motiva la decisión, el tiempo en el que se debe tomar y el impacto que tendrá. Este triángulo nos ofrece tres razones para preguntarnos a profundidad no sólo sobre la urgencia de tomar dichas decisiones, sino sobre su pertinencia y efectos subsecuentes.

Metodología de un marco decisional

Hay una manera en que las decisiones bien ejecutadas generan consecuencias exitosas. Esta metodología suele llamarse marco decisional. Sin duda, muchos de los logros y fracasos que vemos aparecer en la vida de una organización se derivan de la correcta o incorrecta ejecución de un marco decisional.

Conozcamos algunos detalles de manera sintética:

1. Identifica la causa principal de tu decisión

¿Qué quiero obtener con esta decisión?, ¿qué busco alcanzar?, ¿qué fundamento tengo para querer tomarla (urgencia, necesidad u otro motivo)?, ¿qué razones personales y empresariales me obligarían a considerarla?, son preguntas muy útiles para meditar en esta primera fase. 

2. Reconoce cualquier pretensión incorrecta o falsa dirección

¿Son correctos los argumentos que se plantean para considerar genuina la decisión que quiero tomar o están motivados por algún temor, inseguridad o recomendación caprichosa? Pocas personas en el mundo empresarial estarían dispuestas aceptar que varias de sus decisiones han sido elecciones tontas que trataban de imitar algún caso de éxito, así que considera a fondo la segunda fase. 

3. Analiza y contrasta los pros y contras de la decisión

Las preguntas de la fase tres te serán útiles si anticipas que tu decisión puede llevarte a futuros dilemas. Aquí su formato: ¿qué información valiosa y comprobada tengo a la mano para tomar la decisión?, ¿qué posibilidades se abren y cuáles se cierran con esta decisión?, ¿me estoy anticipando a tomarla o debo considerar su ejecución para otra temporada? 

4. Ten indicadores que apuntalen tu decisión y te ayuden a declarar éxito

Las preguntas que acompañan esta fase cuatro son cruciales que las tengas contestadas con mucha anticipación: ¿cómo sabré que la decisión ha producido o logrado el efecto esperado?, ¿qué pasa si el panorama que me obliga a tomarla cambia?, y más importante aún, ¿qué estrategias y tácticas requiero poner en juego para que mi decisión me lleve al escenario que busco?

5. Siempre anexa a tu decisión nuevos compromisos y rediseños

¿A qué me compromete esta decisión?, ¿qué cambios en mi forma de pensar o actuar debo concretar para que esta decisión se sostenga?, ¿cómo cambiará o debería cambiar la cultura, clima y estructura organizacional de mi empresa o negocio?

Una ruta de reflexión clara

Este marco decisional es sólo una guía previa que puede acompañar tu toma de decisiones por una ruta de reflexión clara. No sustituye ni eclipsa lo que desde una sólida teoría gerencial se debe hacer para que la decisión se encamine por un sendero de congruencia: una planificación de los procesos que se derivan de la decisión, instrumentos para medir que los cambios que ha traído son afectivos y un proceso de evaluación integral para conocer el antes, el durante y el después.

Las decisiones son cruciales para cambiar nuestra realidad y dar forma al mañana. Tomar en serio este proceso en tu ejercicio de gestión, cargo o puesto puede ser la diferencia entre estar sorteando obstáculos que pueden aparecer en el camino cada día o tener un plan objetivo y congruente para diseñar el futuro que ya visualizaste.

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