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Jesús González Ortega, un militante zacatecano de alcance nacional

El día de ayer se cumplieron 140 años de la muerte del ilustre zacatecano, Jesús González Ortega, quien destacó en el espacio público por sus labores políticas y militares durante el siglo XIX en México. Sus acciones dejaron marca en la historia del país, así como sus convicciones que, a pesar del empeño, no siempre se vieron realizadas. 

Primeros pasos

González Ortega nació en Valparaíso, Zacatecas, el 20 de enero de 1822;  durante su juventud se dedicó al estudio para abogado en Guadalajara, sin embargo no pudo culminar sus estudios debido a motivos personales. En Teúl de González Ortega dio los primeros pasos hacia lo que más tarde sería su vida política y militar.

En 1850 tuvo su primer cargo dentro del Ayuntamiento del municipio, siendo secretario y más tarde Juez. Es también durante estos años que se desempeña como servidor del Partido Liberal, por lo que, ante el golpe de estado hacia Mariano Arista por parte de Antonio López de Santa Anna en 1852, se levanta en armas junto con otros hombres, en contra de este último para defender el municipio de Tlaltenango. Ante su victoria, es perseguido por ser considerado enemigo del nuevo gobierno. 

En 1857 es nombrado como gobernador del estado de Zacatecas, luego de que Javier de la Parra renunciara a su puesto. Hasta 1859 estuvo en este cargo, en el cual, siguiendo con su militancia dentro del Partido Liberal buscó obtener recursos para fortalecerlo. 

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La trayectoria militar

Uno de los aspectos destacables de González Ortega es que participó de cerca con Benito Juárez, sobre todo durante la guerra de Reforma, en la cual tuvo una participación destacada, ya que al ganar ciertas batallas, se le pudo dar fin al conflicto bélico, aunque no político. Por sus labores militares, en 1861 es nombrado Ministro de Guerra, aunque por ciertas diferencias sólo queda al mando de la división de Zacatecas. 

Durante ese mismo año vuelve a ser gobernador y es nombrado presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, lo que automáticamente lo convirtió  en vicepresidente del país. Dos años más tarde los franceses atacan México y él queda a cargo del ejército de Oriente tras la muerte de Ignacio Zaragoza. Tras 62 días de sitio acepta la derrota ante el ejército francés y es tomado como prisionero. 

Al negarse a firmar un acuerdo para no volver a atacar al ejército francés lo llevan preso rumbo a Francia, pero logra escapar en el puerto de Veracruz y vuelve a Zacatecas. Para 1886 es derrotado nuevamente en Durango.

Sus últimos años

Luego de presentar diferentes peticiones, demandas y prórrogas para que Benito Juárez dejara el poder y lo asumiera a él como presidente, se dirige a Estados Unidos, sin embargo, es devuelto a México, en donde se le hacen una serie de juicios por traición de los que salió librado. 

El 28 de febrero de 1881, poco después de que se retirara de toda actividad política y militar, y se asentara en Saltillo Coahuila, murió. Sus restos fueron enterrados y depositados dentro de la Rotonda de Personas Ilustres. Por su parte, en Zacatecas se le ha hecho honor a su nombre y figura a través de diferentes formas; una de las más emblemáticas es el monumento colocado en el parque Sierra de Álica. 

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