Icono del sitio Líder Empresarial

El Paricutín: un volcán con acta de nacimiento

Por: Alejandro Basáñez Loyola

Autor de las novelas de Ediciones B: México en Llamas;  México Desgarrado; México Cristero; Tiaztlán, el Fin del Imperio Azteca; Ayatli, la rebelión chichimeca; Santa Anna y el México Perdido; Juárez ante la iglesia y el imperio y Kuntur, el Inca de Lectorum.

El volcán michoacano Paricutín cumple 80 años este 2023. No sólo es el volcán más joven del mundo, sino que también es considerado como una de las maravillas naturales de nuestro planeta. Es el único volcán del siglo XX, que, como un trabajo de parto de la Madre Tierra, fue visto nacer a las 16:30 horas del 20 de febrero de 1943. Emergió como un chipote infernal entre tierra, parvadas despavoridas y mazorcas, en el desaparecido pueblo de San Juan Parangaricutiro.

Ante los azorados ojos del agricultor Dionisio Pulido, sobre su maizal el volcán creció 30 metros en las primeras 24 horas; al mes ya alcanzaba los 148 metros de altura. La actividad del volcán Paricutín duró nueve años. La lava que expulsó recorrió cerca de once kilómetros, sepultando dos pueblos: Paricutín —mismo que le da nombre y desapareció, pues quedó muy cerca del cráter— y San Juan Parangaricutiro —del que quedó la parte alta de la iglesia, como un barco flotando entre olas de tezontle—. El Paricutín es uno de los grandes atractivos de Michoacán, al atraer la mirada tanto popular como científica de México y del mundo.

El Paricutín nos ofreció la primera ocasión para que la ciencia moderna pudiera documentar el ciclo de vida completo de una erupción volcánica. Durante los nueve años que duró este singular evento, los científicos no pararon de bosquejarlo, cartografiarlo, tomarle videos y miles de fotografías. La erupción dejó un cono de 424 metros de altura y dañó un área de más de 233 kilómetros cuadrados con la expulsión de piedra, ceniza volcánica y lava.

Durante las semanas anteriores al parto volcánico, los residentes del área informaron haber escuchado truenos como de tormenta, pero sin nubes en el cielo. Este sonido es causado por el movimiento subterráneo del magma al viajar lentamente hacia la superficie. Además, se presentó un extraño incremento de la temperatura en el sitio y en cuestión de días emergió el chipote volcánico.

La erupción fue precedida por 21 terremotos de más de tres grados Richter de intensidad, que comenzaron un mes antes del evento. Una semana antes de la erupción, los periódicos informaron sobre casi 30 mini sismos por día. El día previo a la erupción, el número llegó a más de 300.

El día de la erupción, el suelo del maizal, el cual era debidamente arado por la familia Pulido para la siembra de primavera, se abultó y formó una fisura de tres metros de ancho. Del socavón, emergieron silbidos y humaredas que olían a huevos podridos, un indicativo de la presencia de sulfuro de hidrógeno.

En cuestión de horas, la fisura se convirtió en un pequeño cráter. Este singular evento, aunque maravilloso desde la óptica científica, dejó cientos de damnificados y se debieron crear dos nuevas ciudades para dar cabida a su migración. 

Aunque la región michoacana todavía permanece altamente activa volcánicamente hablando, el Paricutín está inactivo y se ha convertido en una atracción turística. Constantes visitas llegan al volcán y a las ruinas cubiertas de lava endurecida de la Iglesia de San Juan Parangaricutiro.

El Paricutín es el más joven de los casi mil 500 respiraderos volcánicos del eje volcánico Michoacán-Guanajuato. Los volcanes de este tipo pueden aparecer y construir una montaña con pendientes pronunciadas antes de extinguirse. El antecesor hermano inmediato de Paricutín es “El Jorullo”, también orgullosamente michoacano y nacido en 1759.

El cráter tiene alrededor de 200 metros de ancho. Es posible escalarlo y caminar por todo su perímetro. Aunque está considerado como extinto por los científicos, el volcán aún está caliente y el agua de lluvia que cae a su alrededor reacciona con este calor, generando vapor en varios arroyos.

Te puede interesar…

Como prueba de vida, en 1997 el volcán se manifestó con 230 terremotos en el área de Paricutín, cinco de ellos muy por encima de 4.0 en la escala Richter. En 2006, hubo otra gran afluencia de terremotos volcánicos, con más de 300 ubicados en sus cercanías. Esto es una prueba fehaciente de movimiento de magma, pero sin alcanzar una erupción en el Paricutín ni en ningún otro volcán cercano.

El cumpleaños número 80 del Paricutín no debe pasar desapercibido: es un orgullo nacional, un volcancito michoacano con su correspondiente acta de nacimiento, registros científicos de su crecimiento, películas originales y testimonios orales de los afectados lugareños.

Ver nacer un volcán es como ver una supernova en el cielo, un hecho relevante para la vulcanología mundial. México, afortunado en este tipo de eventos, en el siglo XX vio nacer dos de ellos: el Paricutín —en 1943, primero en el continente americano— y el Bárcena —en el archipiélago Revillagigedo a 720 kilómetros de Manzanillo, Colima—.

Existe una película original editada por especialistas del Servicio Geológico de Estados Unidos, en donde se observan los primeros días de vida del Paricutín. Muestra escenas sorprendentes, como cuando el cráter se deforma y se traga una gigantesca columna de humo, o cuando su lava incandescente fluye como un río naranja por el suelo, ante la mirada atónita de campesinos y vulcanólogos.

La primera señal de lo que se avecinaba fue un sismo en Michoacán, ocurrido en 1941. Para agosto del año siguiente, el campesino Dionisio Pulido reportó una depresión en el terreno donde sembraba, un verde maizal bañado por la abundante temporada de lluvias.

Para el 7 de enero de 1943, se presentaron varios sismos de magnitud 3 en el sitio, y al mes siguiente, el 20 de febrero de ese año, se presentó la sorpresiva erupción. En el maizal se formó una grieta, se hundió el terreno y se creó una abertura de la que salía humo y caían lluvias de piedras; luego se formó un montículo de metro y medio, que continuó creciendo las primeras 24 horas hasta alcanzar los 30 metros, al tercer día llegó a 60 metros y en el primer mes sumaba ya 148 metros. Al cumplir un año contaba con 336 metros (de los 424 que tiene actualmente).

La erupción trajo consigo cambios sociales importantes en las localidades aledañas. San Juan Parangaricutiro, con su iglesia rodeada de piedra volcánica, es el sitio más importante de la zona; Angahuan, una población sin importancia, se convirtió en un centro turístico, donde se rentan caballos para ir al volcán.

El volcán Paricutín está clasificado como un volcán monogenético; es decir, que vive una sola etapa, que puede durar de varias semanas hasta una década. México cuenta con los más grandes protagonistas de este tipo. Estos volcanes crean domos, conos pequeños con flujos de lava y algunas estructuras hacia adentro que se forman en el agua. En cambio, un volcán como el Popocatépetl es poligénetico; tiene erupciones y lapsos de reposo de diferente duración, además de ser una enorme montaña de más de cinco mil metros sobre el nivel del mar.

También puedes leer…

Salir de la versión móvil