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Don Salvador Alcalá: Liderazgo Empresarial Humanista

Foto: Edgar Pérez/Líder Empresarial

“No necesitamos hacer cosas extraordinarias, lo único que necesitamos es buscar la felicidad”, don Salvador Alcalá.

“A mí, me cayó de sorpresa y yo dudada que fuera la persona indicada para recibirlo. Ya cuando me hablaron y me dijeron: esto no es de que se nos ocurrió, hubo candidatos y usted fue el merecedor, pues me dio mucha alegría”, señala con su peculiar estilo don Luis Salvador Alcalá Alba, quien hace historia al convertirse en el primer aguascalentense en recibir el prestigiado “Premio Eugenio Garza Sada”, en la categoría Liderazgo Empresarial Humanista, que otorgan FEMSA y el Tecnológico de Monterrey.

En entrevista con Líder Empresarial, a propósito de la entrega de este importante reconocimiento que honra los valores instituidos por don Eugenio Garza Sada y que no pudo haber caído en mejores manos, don Salvador nos recibe con la bonhomía que lo caracteriza, relatándonos que fue nada más y nada menos que David Garza Salazar, rector y presidente ejecutivo del Tecnológico de Monterrey, quien se comunicó con él para notificarle la buena nueva.

“Yo no sabía bien de qué se trataba. Estuvimos platicando, y me dijo: quiero darle la noticia de que fue elegido para recibir el premio. Le dije: oiga, pero pues de qué, no soy yo la persona indicada, hay otras de mucha más valía. Y me dijo: ‘pero usted va a ser’, y yo se los agradezco mucho”, señala.

Don Salvador Alcalá, quien hace casi un año se hizo merecedor a la distinción “Hijo Predilecto de la Ciudad 2021” otorgado por el H. Ayuntamiento de Aguascalientes, comenta que recibe el connotado premio, mismo que se le entregó en una ceremonia especial efectuada en el Centro de Congresos del Campus Monterrey del Tecnológico de Monterrey, con mucha humildad, pero también con mucho entusiasmo, cariño y felicidad, sobre todo porque es la primera ocasión en que Aguascalientes recibe un premio de esta naturaleza.

“Para mí fue una sorpresa muy agradable, pero que me asustó. Yo lo que digo es que lo único que voy a tratar de hacer, es ser un poco mejor de como soy, ¿qué más puedo hacer? Mi único mérito es hacer mi trabajo diario, yo no hago otra cosa más que mi trabajo diario. ¿Qué hago?, pues no descuido mis relaciones con la iglesia, vengo de una familia católica practicante, que tenemos un cariño muy especial por la iglesia. Éramos una familia muy numerosa, nunca sobró el dinero en casa, pero sin embargo nunca faltó un sacerdote o un seminarista a comer en casa con nosotros”, refiere.

Don Salvador Alcalá durante la entrega del «Premio Eugenio Garza Sada 2022»

Mientras sus ojos se humedecen, el empresario de 86 años recuerda el ejemplo de su padre, cuya foto ocupa un lugar preponderante en su oficina, señalando que fue un hombre muy inteligente, dedicado a su labor como maestro y que nunca se avergonzó de ser católico, aun cuando le tocó vivir en una época en la que hubo una persecución religiosa.

“Ese ambiente hizo que viviéramos con mucha disciplina. Sabíamos que la voz de mi papá era amable, conciliadora, pero definitiva, no había otra, se acataba y se acataba y nada más. Y como crecimos así, no nos costaba trabajo obedecer. Yo me acuerdo de que todos los días nos levantábamos a las 5:30 de la mañana y rezábamos las primeras oraciones y a la fecha sigo levantándome a la misma hora”, rememora.

Don Salvador, que estudió Contaduría Privada y es fundador de Grupo La Providencia, Laprotex y Satin Export, considera que independientemente de la época en la que se viva y de los cambios que se gesten, la familia y la unión familiar siempre deben ser lo más importante, de ahí que en el hogar siempre debe predicarse con el ejemplo, por lo que se considera muy afortunado de que en su casa nunca falte la visita de sus hijos y sus nietos, lo que celebra al lado de María Elena, su esposa, pues es una forma de contribuir a construir una mejor sociedad.

“Uno ya de viejo te da tanto gusto que no te olviden; se va haciendo una sinergia en la que lo que vieron con nosotros, lo van a ver con sus hijos. Y estamos reproduciendo un modelo para tener un mejor México, primero una mejor comunidad, y luego un mejor México”, reflexiona.

“Yo no hago más que mi trabajo diario. Lo que aprendí de mis padres, lo estoy haciendo. Espero que mis hijos tomen algo de ello, y hasta ahorita sus familias están en eso; tengo seis hijos, tres hombres y tres mujeres, todos casados, con quince nietos. Somos gente común y corriente, que es lo que yo quiero que seamos”, don Salvador Alcalá.

Apoyo a la educación y a los jóvenes

Tras reiterar su agradecimiento al Tecnológico de Monterrey y FEMSA por el reconocimiento recibido, don Salvador Alcalá tiene muy claro que el estímulo que acompaña al galardón, y que tiene que entregarse a una asociación civil, será destinado a una causa educativa y si vela por el bienestar de los jóvenes, mejor aún, sobre todo porque es uno de los temas que siempre ha respaldado, lo mismo que los inherentes a la iglesia.

“Indudablemente que va a ser para una institución educativa, para los niños y jóvenes que lo necesiten; en la educación es donde debe usarse”, puntualiza, al tiempo que narra la importancia que para él y su familia tiene la educación de la gente que trabaja en su empresa, particularmente la de sus hijos, pues incluso han implementado clubes de lectura y otro tipo de actividades que contribuyen a su formación.

“Para nosotros nuestra gente tiene un lugar muy especial, ellos son los que producen, gracias a ellos nuestras empresas crecen, y por eso queremos cuidarlos. A mí me gusta estar muy al pendiente de las necesidades particulares de cada uno de ellos, por eso las puertas de la oficina siempre están abiertas”, señala.

Don Salvador Alcalá durante la entrega del «Premio Eugenio Garza Sada 2022»

Los jóvenes constituyen un tema que preocupa a don Salvador, especialmente ahora que hay programas enfocados en proporcionarles dinero aunque no trabajen ni estudien, pues teme que se esté creando una generación de muchachas y muchachos que se acostumbren a extender la mano mientras se les expone a una serie de peligros, cuando en realidad se trata de un sector que tiene mucho qué dar a la sociedad, máxime cuando hay tanta tecnología a su alcance que pueden utilizar para hacer el bien.

“Yo les pido a los jóvenes que respeten su nombre, su apellido… hay tanta cosa buena qué hacer. También hay muchísimos jóvenes que están haciendo cosas buenas, que están trabajando en acciones por la gente pobre, por los niños… hay tanta cosa qué hacer. El otro día estaba leyendo un libro que decía que a la Madre Teresa le dijeron: ‘¿usted cuida a los leprosos?, yo ni por un millón de pesos haría eso’…  y dijo la madre: ‘yo tampoco, por dinero no, por amor sí’ -dice don Salvador mientras se le resquebraja la voz-. Ésa es la diferencia, es la importancia de predicar con el ejemplo, además vivimos en una comunidad en la que todos necesitamos de todos, y tenemos que estar listos para dar la mano cuando se pueda y yo creo que una de las cosas que están dejando de hacer los jóvenes es participar en las acciones comunitarias”, remarca.

Así, don Salvador Alcalá, que por más de 45 años ha impactado la vida de miles de personas y que por lo pronto no piensa en dejar de trabajar, reitera el llamado a que seamos fieles a nuestras tradiciones, a los valores familiares y más aún a que respetemos nuestro apellido, pues desde su perspectiva somos los responsables de que no ande en el suelo o en el lodo, sino más bien de darle lustre.

“Yo recibí una herencia de costumbres y de formas de ser, vamos respetándolas y eso hagamos con nuestros hijos; cuando nosotros respetamos a nuestros padres, estamos educando a nuestros hijos para que ellos nos respeten a nosotros y es una cadena que se va haciendo de puros valores. No necesitamos inventar el hilo negro, necesitamos respetar nuestras tradiciones, respetar nuestras costumbres y respetar nuestro apellido”, concluye.

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