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Destino: Japón, por Mario Macías Salce

Por más de siete años, he tenido el gusto de ser profesor de español para extranjeros en mi alma máter la Universidad Panamericana campus Aguascalientes; y cuando la Mtra. Hiromi Ehara me invitó para ofrecer clases y conferencias a los alumnos de la Universidad de Teikyo, campus Hachioji, fue un placer para mí el hecho de compartir con tantos alumnos japoneses un poco de nuestra cultura y tradiciones en un país en el que México está presente en algunos sectores pero que, aún resulta desconocido para las generaciones de estudiantes universitarios.

Con mucha atención y respeto, por más de una semana, los estudiantes de Teikyo escucharon y aprendieron de nuestro idioma, costumbres, valores y, por supuesto, siendo oriundo de Aguascalientes, me aseguré de que, tanto mi estado como la UP, se quedaran en sus mentes.

Mi hija Maideli (quien me acompañó en esta aventura) y yo, aprovechamos para llevarles, literalmente, probaditas de México ya que, entre muchas actividades académicas, también incluimos una clase de gastronomía mexicana enseñándoles a cocinar sopes de pollo.

No es que seamos expertos en el tema, pero Maideli y yo nos preparamos varias semanas antes del viaje instruidos por mi madre (Carmelita) quien nos enseñó el proceso de preparar este antojito mexicano. Un kilo de harina de maíz (Maseca) y dos bolsas de frijoles refritos de “La Sierra” viajaron con nosotros por más de catorce horas (Ags-CDMX-Tokio). Admito que estaba un poco nervioso por traer esta carga tan peculiar, pero todo salió bien y los alumnos quedaron fascinados con el sabor y textura de los sopes.


Siendo nuestra primera vez que visitábamos este país y teniendo conocimientos nulos del idioma japonés, pensamos que, por hablar inglés nuestra estancia pasaría sin problemas de comunicación. Oh sorpresa, después de haber estado allá por veinte días entre actividades académicas y turismo, pudimos comprobar que el idioma inglés no forma parte de su léxico. Algunas personas lo intentan y otros entienden un poco, (gente muy amable) pero la realidad es que en varias ocasiones comimos pescado crudo, ramen y otros platillos con verduras que no eran de nuestro agrado, pues no era suficiente con señalar las fotos del menú y los traductores electrónicos a veces no son tan precisos.

Transporte

Quedamos sorprendidos por tantas líneas y tantos medios de transporte público: Autobuses, metro, taxis, trenes y más trenes. Mucha precisión, orden y respeto se respira en cualquier medio de transporte. Ahora comprendo que, gracias a estos recursos, es muy común que la gente no use su carro (si es que lo tiene). Hasta en las escaleras eléctricas se nota el orden, puesto que la gente está acostumbrada a alinearse a la izquierda para que los que llevan prisa, puedan subir o bajar más rápido por el lado derecho. Los baños públicos limpios, modernos y… ¡gratuitos!


«Este viaje nos enseñó que en Japón se vive con seguridad, orden, respeto, disciplina y armonía con la naturaleza. Claro que México tiene cosas extraordinarias, pero, hoy tocó hablar de Japón», comparte.

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