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Cuando Jaime Humberto Hermosillo retrató la urbanización de Aguascalientes en 1976

El cineasta hidrocálido, Jaime Humberto Hermosillo, rindió tributo al lugar que le dio la vida en La pasión según Berenice, un filme del año de 1976 en el que mostró el espejo de un Aguascalientes revelado; un pequeño poblado que, en vísperas de convertirse en una pujante urbe, alojó una historia de pasión inundada por inseguridades, pesadillas y entrega mutua, pero también de odio.

Dignamente fue reconocido por el séptimo arte en México. Entre esos reconocimientos están tres premios Ariel por Mejor película, Mejor actriz y Mejor director, y dos menciones Ariel por Argumento original y Guión cinematográfico, para La pasión según Berenice, en 1977. En 1980 obtiene la Diosa de Plata a la Mejor dirección por Naufragio (1977), entre otros más.

Personaje de Berenice Bejarano interpretado por la actriz Martha Navarro

Hermosillo también recibió mención honorífica por La Tarea en el Festival Internacional de Cine de Moscú, el Premio de la Audiencia en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, y quien también fue nominado a los Goya en 1999, y en 2012 recibió la Medalla Salvador Toscano al mérito cinematográfico.

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En el período de 1974-1980, Aguascalientes fue gobernado por Refugio Esparza Reyes, quien bajo una representación priista liderada a nivel nacional por Jesús Reyes Heroles, y siendo Luis Echeverría el presidente de la república, mantuvo las puertas abiertas a la industria del estado, cuya capital concentraba una población de 181,277 habitantes, quienes serían testigos de una transición rural a una urbanizada, una transformación que no ha cesado y que la ha colocado bajo un modelo de crecimiento extensivo reconocido a nivel nacional.

Durante esa gestión, se edificaron, entre otras construcciones, el DIF de Agostaderito, el Palacio de Justicia, los edificios de la Policía Judicial y de Tránsito, el tanque elevado para suministrar agua a la Ciudad Industrial, donde 50 empresas compraron terrenos para instalarse.

Se construyó también la Central de Abastos y la primera sección de Plaza Vestir, y sobre esa misma línea de asfalto se instalaron las primeras agencias automotrices (Volkswagen y Ford), las cuales, también, eran atravesadas por la carretera federal 45, misma que ahora es la avenida José María Chávez en dirección al centro de la ciudad.

Agencia automotriz de Volkswagen que se ubicaba en la parte sur, en las orillas de la ciudad
Agencia automotriz Ford que se ubicaba en la parte sur, en las orillas de la ciudad

La ruta 45 se proyectó durante los primeros años del siglo XX. Esa extensión que conecta con la Ciudad de México, evidenciaría la modernización de la gran urbe en contraste con la realidad provinciana de Aguascalientes, una tierra adentro removida por aquellos que transitaron entre una geografía y otra, talcomo lo hizo el cineasta hidrocálido Jaime Humberto Hermosillo, quien murió el 13 de enero de este año a la edad de 77 años en Guadalajara -otra ciudad intermedia al margen de la dinámica del centro del país-.

En tierra adentro, Hermosillo vuelve a su ciudad natal para rodar La pasión según Berenice (1976), película que reúne, como un cuadro de costumbres, a personajes que nos muestran la cara oculta de una clase media que cada vez iba teniendo más presencia en la fisonomía de una ciudad en crecimiento.

Su protagonista, Berenice Bejarano (Martha Navarro), una joven viuda que regresa a Aguascalientes para cuidar a su madrina Josefina (Emma Roldán) -una vieja agiotista que pasa los días sumando las cuentas de sus deudores y que sólo salía los domingos a misa en Catedral y al cine, con la intención de recabar, junto con la celestina Merceditas (Blanca Torres), los rumores y chismes de las familias con “apellido”-, será quien nos muestre lo profundo de su condición humana frente a una moral disfrazada de aquellos que la rodean.

Berenice -una atractiva maestra de taquimecanografía en la Academia Llamas, que se ubicaba en la calle Álvaro Obregón- y Rodrigo Robles (estelarizado por Pedro Armendáriz Pardo) se conocen en el funeral del padre de él, un médico acaudalado, y que por ese motivo Rodrigo -médico también y quien vive en Ciudad de México-, regresa a Aguascalientes.

Academia Llamas que se ubicaba en la calle Álvaro Obregón

A partir de ese encuentro en una casona del barrio de San Marcos, ambos personajes nos llevarán a un recorrido por la provincia de mediados del siglo XX, cuyas industrias principales eran la textil y del vestido, mueblera, láctea y vitivinícola. Donde se construían fraccionamientos modernos que ahora rodean el centro, y se abrían vialidades que invadieron las últimas huertas de Héroe de Nacozari y López Mateos para dar cabida a los primeros anillos periféricos -que ahora se extienden a tres-.

Secuencia del funeral en una casona del Barrio de San Marcos

Por éstos circulaban rutas urbanas que se identificaban por sus colores. El otro medio de transporte era el ferrocarril, cuyos talleres fueron instalados durante el porfiriato, junto con las empresas La Fundición y La Perla, lo que evidenciaba una apuesta por el acero y con ello, una explotación demográfica y económica que despuntó la modernización de Aguascalientes.

Antigua estación del ferrocarril. Y paradero de autobuses.

El ferrocarril, que aún funcionaba para pasajeros, es otro protagonista en varias secuencias de la película, incluso en otras obras del cineasta hidrocálido, como Matinée (1977), la cual es al mismo tiempo un homenaje de Hermosillo al propio séptimo arte, y que lo mismo se observa en La pasión según Berenice, donde vemos a sus personajes sentados frente a una gran pantalla del Cinema Aguascalientes, cuando la dinámica comercial eran los intermedios para ir a la dulcería o estar atentos a los avisos, como el del tradicional Restaurante Mitla…

Intermedio comercial en una proyección en el Cinema Aguascalientes

Aquella extensión que era la ruta 45, lleva a Berenice y a Rodrigo -en un Renault 12- a “exiliarse” en las orillas de la ciudad, en el Motel “La Jolla”. Allí se protegen contra los rumores y las miradas de su hipócrita entorno, y de las propias pesadillas de Berenice que le recuerdan la cicatriz que tiene en la cara, y, a su vez, nos dan indicios del destino de los personajes, volviéndola una obra circular.

La perversión, la ternura y el odio se conjugan en estos personajes para evidenciar una compleja condición humana, tal como lo muestran todos los personajes de las películas de Hermosillo.

Motel La Jolla en la parte sur de la ciudad

La pasión según Berenice es testigo de un Aguascalientes de los años 70 que ya se vislumbraba promisorio. Jaime Humberto Hermosillo nos permite indagar más allá de un intercambio histórico-cultural de sus habitantes, más allá de la carretera 45 que nos diferencia de la dinámica del centro del poder.

Aquí, el tiempo se mueve en formas distintas, según nuestras propias pasiones… Hermosillo nos coloca frente a un espejo en el que nos revelamos y se nos revelan los vestigios de una ciudad distante a la que ahora es Aguascalientes, entonces habrá que voltear la mirada en ese espejo y recordar nuestra propia historia, una urbana pero también íntima. 

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