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¿Cómo hacer efectiva la paridad de género y no morir en el intento?

Por: Dulce Rodríguez

“La paridad de candidaturas ayudará a eliminar la exclusión estructural de las mujeres en la sociedad.”

Ana Güezmes

Representante en México de ONU Mujeres, 2014

Hace 68 años, en octubre de 1953, en México las mujeres alcanzaron su derecho al voto. No sólo comenzaba su participación como electoras, sino también como elegibles. 61 años después el principio de la paridad de género se volvió constitucional, aunque la reforma del Congreso de la Unión no fue suficiente para garantizar a las mujeres mayores espacios en la vida pública del país. En toda su historia, México ha tenido sólo nueve gobernadoras.

En 2019 se incorporó al Código Electoral el concepto de “Paridad en Todo”, que exigía que los órganos de los tres poderes y los tres niveles de gobierno estuvieran conformados en 50% por mujeres. Sacudió las estrategias de todos los partidos. Hablar de paridad volvió necesario legislar en materia de violencia política. En abril de 2020, se empezaron a materializar reformas para garantizar el respeto a las mujeres durante su participación en las elecciones.

Angélica Contreras, activista e integrante de la asociación civil Cultivando Género, habla de la “imposición” que aún significa para los partidos políticos seguir las nuevas reglas en materia de género.

“Lo que hemos visto: después de más de 60 años de que las mujeres tenemos estos derechos político-electorales, aún se buscan las formas para seguir brincando estas medidas. Lo ven como imposición, pero si nunca lo hicieron de buena voluntad…”, dice Contreras.

Todavía en 2021, hablar de paridad de género remite a una obligación. Una sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación exigió a los partidos políticos designar al menos a siete mujeres en candidaturas a gubernaturas. Lineamientos en los institutos estatales electorales ordenan que las suplentes de las candidatas también sean mujeres. Y ahora, reglas que asignan recursos para las campañas de las mujeres.

Pero antes de hablar de las elecciones, ¿dónde comienza el verdadero reto?

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Alcanzar la candidatura: los retos desde las dirigencias.

Según Diana Cárdenas, Presidenta de la Comisión de Igualdad Política y No Discriminación del Instituto Estatal Electoral de Aguascalientes (IEEAgs), en 2021 la paridad va más allá de obligar a los partidos a postular candidatas. Más del 70% de la militancia de los partidos políticos la conforman mujeres. Pero las dirigencias, prácticamente en su totalidad, son encabezadas por hombres.

“Actualmente, las dirigencias de los partidos políticos en Aguascalientes están encabezadas por hombres. En el consejo general, salvo dos representantes, los otros integrantes son hombres. Falta involucrar a las mujeres en la organización del partido político. Que tengan roles más representativos y de ahí llevarlas dentro de procesos de empoderamiento”, sostiene Cárdenas

Además, explica que el proceso debe ser de integración: llevar procesos formativos para que “de manera natural” sean candidatas elegibles.

“Entonces, ¿qué pueden hacer los partidos políticos? Ese es el gran reto: identificar qué es lo que pueden hacer para señalar a aquellas militantes que los han seguido por tanto tiempo y prepararlas para que puedan ser candidatas”, dice la consejera.

En los lineamientos 3 de 3 contra la violencia ya se aborda el tema de los recursos, que no se reparten equitativamente entre hombres y mujeres. Aquí, se estipula que “no puede otorgarse a las mujeres menos del 40% del financiamiento con el que cuente cada partido o coalición para las actividades de campaña.”

Los partidos deben destinar un porcentaje -apenas del 3%- del presupuesto a la capacitación de las mujeres, explica Angélica Contreras. Pero incluso aquí aún hay asuntos pendientes.

“Los partidos te dicen que no hay mujeres, cuando sí las tienen. Ahí están en los últimos momentos, a la carrera, para ver a quién ponen en las listas. La lógica sería que durante todo un año estés capacitando a las mujeres del partido.”, indica.

Una vez que las mujeres alcanzan las candidaturas, deben enfrentarse a las elecciones en sí. Y si ganan, ¿qué sigue? Las mujeres que ya están en los puestos públicos, ¿cómo conforman su agenda? ¿La paridad forma parte de su trabajo? ¿Legislan a favor de las mujeres?

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Paridad, ¿bandera política o política pública?

Paridad no es sinónimo de igualdad. Para Sylvia Garfias, actual diputada federal plurinominal por el PAN e integrante de la Comisión de Igualdad de Género, si bien las cuotas y los lineamientos aplicados para estas elecciones son acciones afirmativas, en México todavía no se alcanza una madurez política en donde se pueda pensar que, sin las cuotas, habría oportunidad para las mujeres.

“En los partidos políticos, no nada más los consejos de los comités, sino las mesas de diálogo, en mayor parte están integrados por hombres. En la Cámara de Diputados y Diputadas, la Junta de Coordinación Política está integrada en su mayoría por hombres. Entonces, vemos que no es suficiente que exista una integración paritaria en el tema de hombres y mujeres. Tenemos que llegar a garantizar igualdad”, dice.

La cantidad no es el fondo. Que en los congresos y gabinetes la mitad de quienes los integran sean mujeres no basta. La cuotas no son suficientes para garantizar una agenda por los derechos de las mujeres, asegura Angélica Contreras.

“Porque ser mujer, nacer mujer, no te hace sensible a las problemáticas de las mujeres. Tenemos mujeres en puestos de elección que no tienen voz, que no tienen participación y que además las siguen mandando a las comisiones que tienen, por ejemplo, temas de cuidados. Familia, Salud. Pero no están en la de Presupuesto, en la de Puntos Constitucionales. Además, quienes presiden las bancadas son hombres”, advierte.

Las agendas de las legisladoras son otro punto. Necesitan encontrar eco en sus partidos políticos. De otra forma muchas de esas iniciativas se quedan estancadas. El impulso colectivo también es necesario.

Garfias, por ejemplo, critica a la autodenominada “legislatura de la paridad de género.

“Por ejemplo, el caso de la Cámara de Diputados y Diputadas, que hoy se dice que es la legislatura de la paridad de género, pero ha sido la que más ha recortado en el tema presupuestal hacía las acciones de mujeres. Un ejemplo muy claro, las Unidades de Género desaparecieron. Había un fondo que desapareció al entrar. Entonces, no estamos tomando decisiones aún cuando ha sido la legislatura con más mujeres”, denuncia la legisladora.

Apenas el año pasado, Amnistía Internacional y diversas organizaciones sociales demandaron al Congreso de México no recortar el presupuesto enfocado a los programas que garantizan, entre otras cosas, el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia.

Y es que, conforme a la política de austeridad decretada por el gobierno federal, la junta de gobierno del Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) —dependiente de la Secretaría de Gobernación— aprobó en julio pasado una reducción a su presupuesto del 75%, lo que se traduce en casi 152 millones de pesos. En un año en el que la pandemia y el encierro en los hogares detonó la violencia contra las mujeres.

Desde el 2015, ONU Mujeres estableció que la paridad de género en el mundo debe lograrse y ser tangible antes de 2030, con el fin de evitar el lento ritmo de progreso que condena a las niñas y los niños a esperar 80 años antes de ver un mundo con igualdad. Desde entonces, se insta a los países a “dar el paso” por la igualdad de género para alcanzar un “Planeta 50-50”.

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