Icono del sitio Líder Empresarial

Ansiedad y estrés : La otra pandemia

A casi dos años desde que se detectó el primer caso de Covid-19 en México, las medidas que hemos tenido que tomar para evitar la expansión de este virus no sólo han causado pérdidas económicas, sino que el efecto de esta crisis inédita ha tenido un gran impacto en la salud mental de las población.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que para el 2030, los problemas de salud mental serán la principal causa de discapacidad en el mundo. Ya sea para aquellos que enfermaron, personal del sector salud expuesto o los que han sufrido otras consecuencias indirectas como el cierre de sus comercios, pérdida de empleo o incluso aquellos que no se encuentran en ninguna situación de riesgo o forman parte de ningún grupo vulnerable, el COVID-19 es también un detonar de una crisis de ansiedad o un miedo intenso.

Según un informe del Ministerio de Sanidad español, el trastorno de ansiedad es el más frecuente: afecta al 6,7 % de la población (8,8 % en mujeres, 4,5 % en hombres). Esta cifra alcanza el 10,4 % si se incluyen signos o síntomas de ansiedad.

Dentro de este espectro de problemas mentales, uno de los diagnósticos más frecuentes es el trastorno de ansiedad fóbica o fobia específica.

Confinamiento, el mayor experimento psicológico del mundo

La última edición de Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM V) define estos trastornos como la aparición de miedo o ansiedad intensa, inmediata (casi siempre) y desproporcionada ante objetos o situaciones específicas que, de forma general, no serían consideradas peligrosas y que, además, el paciente intenta evitar o resistir activamente.

No es una sorpresa que el cierre de escuelas y el confinamiento hayan agravado los niveles de estrés y ansiedad. En su momento la OMS advirtió que “se esperaría un aumento en los niveles de soledad, depresión, uso dañino de alcohol y drogas, y la autolesión o el comportamiento suicida”. 

Por su parte la psicóloga Elke van Hoof, de la Universidad Libre de Bruselas expresó que el confinamiento en 2020 fue el mayor experimento psicológico del mundo advirtiendo que pagaríamos el precio del impacto psicólogo de la avalancha de información y aún más grave desinformación que el covid ha estado generando. 

Te podría interesar:

¿Qué están haciendo las naciones?

El Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud expresó que “Es sumamente preocupante que, a pesar de la evidente y creciente necesidad de servicios de salud mental, la cual se ha agudizado aún más durante la pandemia del COVID-19, las buenas intenciones no se vean acompañadas de inversiones.
Debemos atender esta llamada de atención y actuar al respecto acelerando drásticamente el aumento de la inversión en salud mental, porque no hay salud sin salud mental.”

En 2020, sólo el 51% de los 194 Estados Miembros de la OMS informaron de que su política o plan de salud mental estaba en consonancia con los instrumentos internacionales y regionales de derechos humanos, porcentaje que es muy inferior a la meta del 80%. 

Y solo el 52% de los países cumplieron la meta relativa a los programas de promoción y prevención de la salud mental, porcentaje también muy inferior a la meta del 80%. La única meta para 2020 que se cumplió fue la reducción de la tasa de suicidio en un 10%, pero, incluso entonces, solo 35 países dijeron que tenían una estrategia, política o plan de prevención independiente.

Salir de la versión móvil