Icono del sitio Líder Empresarial

Aguascalientes o la trampa del ingreso medio

En términos generales, puede afirmarse que, en un contexto nacional tan heterogéneo, México está compuesto en realidad por muchos Méxicos. Conviven la zona metropolitana de la ciudad de México; los estados más prósperos del norte del país; las entidades fallidas del sur-sureste; el México de los que viven y trabajan en Estados Unidos, y el de la frontera norte.

Cada uno tiene una dinámica propia, diferente y desigual respecto de otra, no sólo en términos económicos o de ingreso per cápita, sino también sociales, étnicos, culturales, así como de salud y educación. Todo parece indicar que, tras los saldos desastrosos que entregue el gobierno de MORENA en 2024, el país quedará en mucho peores condiciones que seis años atrás.

Dentro de ese panorama, Aguascalientes ha sido un estado relativamente exitoso en varios sentidos. La mitad de su población está compuesta por clases medias; ha tenido un buen crecimiento económico (si bien con sobresaltos como la pandemia o las crisis de 1995 y 2008); el 96% de su economía es industrial y de servicios, es decir, con un poco más de valor agregado; sus comunicaciones y sus niveles de urbanización son buenos; existe una cohesión social razonable, y es uno de los estados más pequeños del país (lo que siempre ayuda).

En contraste, carece de recursos naturales, marcadamente el agua; su distancia de la frontera norte (800 kilómetros) es considerable; su educación superior todavía necesita aumentar sustancialmente en calidad, excelencia, permanencia y en la formación de talento de mejor orientación (la carrera de Derecho es la que sigue produciendo más egresados cada año); no pinta nada en el campo de la investigación aplicada, a innovación y la generación de conocimiento (en 2021 produjo tan solo diez solicitudes de patentes mientras que en el país fueron 16 mil). También tiene una tendencia autodefensiva a compararse con ciudades de escaso lustre (como León) y no con estados más dinámicos (como Coahuila o la zona metropolitana de Monterrey), que tienen una visibilidad nacional e internacional más alta, ni mucho menos con ciudades parecidas en los Estados Unidos.

A pesar de que tiene ejemplos empresariales muy exitosos como La Huerta, JM Romo, ROLCAR, Frío Express, Grupo Vianney, GP Electromecánica y otros más, no hay todavía una sola empresa propiamente de capital aguascalentense que aparezca entre las 500 más importantes del ranking de la revista Expansión ni que cotice en la Bolsa Mexicana de Valores. Más aún, padece una externalidad negativa: es parte de México, un país, al menos por ahora, metido en diversas crisis.

Por lo tanto, el balance se condensa en dos preguntas clave: ¿está mal Aguascalientes? No. ¿Es ya lo suficientemente competitivo y productivo como para asegurar una tendencia consistente hacia la mejora de la calidad de vida y el bienestar? Tampoco.

Te puede interesar…

Aguascalientes corre el riesgo de estancarse en lo que algunos llaman la trampa del ingreso medio o de la media tabla, un fenómeno que ha ocurrido en otras partes del mundo. No es un estado fallido como Zacatecas, Durango o Oaxaca, que no tienen remedio ni lo tendrán, pero tampoco es un estado tan pujante y potente como algunos del norte del país, ni es competitivo a nivel internacional.

Por ejemplo, la aportación de Aguascalientes al PIB nacional es prácticamente la misma (1.3%) que en los 90. En cambio, hay 24 estados mexicanos que aportan más. Esto quiere decir que la economía del estado ha mantenido un crecimiento más o menos estable, pero no está agregando más valor, ni más productividad ni mejores salarios basados en la productividad.

Algo nos dice que en Aguascalientes el índice de pobreza laboral (cuando el ingreso no alcanza para pagar el costo de la canasta alimentaria), aumentó casi siete puntos porcentuales, al pasar de 30.6% en 2020 a 37.4% en el primer semestre de 2023.

Una segunda evidencia importante es el crecimiento del PIB, es decir, el valor de todo lo que produce la economía del estado. El PIB de Aguascalientes, que tiene millón y medio de habitantes, es de unos 17 mil 500 millones de dólares (mdd). En cambio, el de una ciudad mediocre como McAllen, Texas, que tiene 144 mil habitantes, es de 25 mil 508 mdd.

Si se le compara con otras ciudades, la fotografía es peor: la economía de Phoenix es 18 veces más grande; la de San José, California, lo es 23 veces más, y así sucesivamente. Como mera anécdota: la fortuna personal de Elon Musk, de Tesla, es de 192 mil mdd, once veces mayor que el PIB de Aguascalientes.

En los pliegues de todos esos contrastes, la respuesta corta es que Aguascalientes está en la media tabla. Eso puede ser una trampa si permanece en una zona de confort, o bien, una oportunidad para crecer mucho más, ser más competitivo, más innovador, más productivo y más justo. La respuesta larga es que a ese objetivo no se llega por arte de magia ni con redes sociales ni vía fast track. Se requieren al menos cuatro componentes.

El primero es una educación de gran calidad que permita desarrollar talento y capital humano con sólidas competencias y habilidades para el tipo de industria que tiene o quisiera tener en sectores de punta. El segundo es diseñar, formular y ejecutar una estrategia muy fina y con tiro de precisión en promoción económica y atracción de inversión dentro de sectores distintos a los tradicionales (aquellos que generen más alto valor agregado y mayor productividad).

El tercero es construir un entorno mucho más focalizado y sofisticado para el crecimiento de la economía, dentro del cual destaquen la seguridad, el pleno respeto al Estado de Derecho, la transparencia pública y privada, la oferta cultural de alto nivel y calidad, entre otras cosas.

El cuarto es tener gobiernos muy profesionales, capaces, honestos, enfocados y bien preparados, sistemas de gobierno digital en todos los procesos y sistemas de gestión pública, confianza y, desde luego, emprendedores o, mejor dicho, una clase empresarial que no viva de los favores del sector público.

Si Aguascalientes no articula un ecosistema de esta naturaleza seguirá siendo un estado simpático y agradable, pero perderá terreno frente a otros en un mundo cuya geografía económica global está cambiando aceleradamente y de manera irreversible.

También puedes leer…

Salir de la versión móvil