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Zacatecas: herramientas halladas en Cueva del Chiquihuite podrían cambiar los paradigmas de la historia

De acuerdo con lo estipulado por la cronología histórica, se estimaba que los primeros habitantes del continente americano, clovis, habían llegado hace 13,500 años. No obstante, en la Cueva del Chiquihuite, en Concepción del Oro Zacatecas, se encontraron herramientas, las cuales evidencian actividad humana de hace 30,000 años, más de la mitad de lo que se pensaba.

“En este municipio se halló una cueva con herramienta lítica de tradición tecnológica desconocida, la cual ha sido estudiada a la par de fragmentos de hueso animal, restos de plantas y ADN ambiental contenido en sedimento recolectado”, puntualizó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

El estudio de carácter multidisciplinario, fue encabezado por la Universidad Autónoma de Zacatecas y los resultados se publicaron en la revista científica Nature. Ante la expectación de la comunidad científica por el hallazgo, el INAH explica que este descubrimiento amplía las percepciones que se tienen de los primeros habitantes del continente, pues sugiere diversidad cultural.

“La selectividad de material observada en la fabricación de herramientas refleja un conocimiento de los valores de la piedra disponible, y la toma consciente de decisiones, de acuerdo a ese valor”, escribe el INAH sobre el artículo. 

Aun cuando el autor principal del artículo es Ciprian Ardelean, de la UAZ, también están involucrados 3 investigadores del INAH, quienes contribuyen al estudio desde la paleontología. En conjunto explican los métodos que se utilizaron para la datación de los 900 artefactos de piedra que se encontraron en el sitio, tales como: radiocarbono y luminiscencia ópticamente estimulada; además de analizar “datos genéticos, paleoambientales y químicos”. 

Una puerta al pasado

El sitio fue encontrado por Ardelean en 2010, luego de recorrer concienzudamente la sierra en Concepción del Oro. Los primeros vestigios se encontraron en 2012 y en 2016 se realizó la «primera temporada de campo», a la que siguieron otras tres. 

Debido a que la temperatura dentro de la cueva es constante (12° sin importar las estaciones), se cree que pudo haber funcionado como refugio para cazadores y recolectores durante los lejanos inviernos del Último Máximo Glacial.

La conservación de las piezas y el ADN orgánico (moléculas disueltas de “polen, orina, cabellos, células muertas, según explica Ardelean) dentro de la cueva se debió a que é quedó sellada debido a un derrumbe que data de finales del Pleistoceno. Tras los análisis se identificaron especies de fauna y flora pertenecientes a cada era.

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