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Walt Whitman, a doscientos años

En Hojas de hierba (1855, 1891-2), Walt Whitman celebra la democracia, la naturaleza, el amor, la amistad, la humanidad. El poeta canta al cuerpo y al alma, canta a su tiempo y –sin sospecharlo- resuena en el nuestro. Hijo de un carpintero, nacido al norte de Nueva York en lo que entonces fuera una granja, de joven abandona la casa para mudarse al bullicio de Brooklyn, donde habría de experimentar, como espectador, la migración, la marginalidad y la segregación racial.

Después de un viaje a Nueva Orleans, donde es testigo de la venta de esclavos, decide dar voz a la América naciente. Se trata entonces de una escritura que habrá de procurar pronunciarse desde todas las esferas: desde los oprimidos a los opresores, los obreros, campesinos, filósofos, educadores. Whitman no toma partido, sabe que todos son parte del mismo engranaje.

Cada quien hace de la escritura de Whitman una metáfora sobrecogedora: Whitman es un símbolo. En nuestro idioma podemos leerlo desde diferentes aristas. Pero es quizá Borges quien lo ha pensado más allá de todos. El maestro argentino supo ver al hombre detrás del monumento (tal vez por eso lo llegó a entender mejor); sus traducciones resuenan pertinentes y naturales, dan cuenta de las imágenes exactas que el norteamericano buscara transmitir en su texto. A pesar de tomar ciertas libertades, no se aleja de la dirección y la franqueza, busca más el sentido que la forma:

“Si algo hay sagrado, el cuerpo humano lo es, / Y el esplendor y la dulzura de un hombre son el sello de su hombría sin mancha, / Y en el hombre o en la mujer, un cuerpo limpio, fuerte, de fibra firme, es más bello que la cara más bella. / ¿Has visto al insensato que profanó su propio cuerpo vivo? / No se ocultan, no pueden ocultarse.”

El poeta nos da una lección inmarcesible en la mística que encierra su estilo: la contemplación es la forma más alta, la fuente más copiosa, de toda actividad moral; si contemplamos con amor, alcanzaremos a ver las cosas más allá del tiempo.

CENTRO DE INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS LITERARIOS DE AGUASCALIENTES CIELA FRAGUAS

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