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Vinícola Frague: aromas frescos y vivaces en cada copa

“Todo comenzó hace siete años, cuando mi esposa Mariana y yo con el gusto e interés por el vino viajamos a Ensenada para conocer la industria enológica de esa ciudad.”, explica Carlos Frausto miembro fundador de la vinícola hidrocálida Frague. “Nos encanto el tema y regresamos con mucha emoción y las ganas de comenzar un viñedo.” 

El fundador explica que el siguiente paso fue asesorarse y unir a su equipo a Rafael Garza, ingeniero viticultor, para posteriormente comprar el insumo en el prestigioso laboratorio francés, productor de plantas de vid: Mercier,   “…con esta compra cosechamos nuestras primeras dos hectáreas, ahora tenemos casi seis”  explica Carlos.

Después de seis años de cosecha y producción, este año la marca ya estaba lista para su arranque, de hecho ya había comenzado su distribución en restaurantes con sus primeras tres etiquetas: merlot, nidal mixto (merlot  y cabernet sauvignon) y un vino joven, sin embargo la actual contingencia freno estos planes.

“Nuestra cosecha 2018, se unió este enero a la carta de Mochomos, entramos con ellos con una variedad doble, merlot 100% con barrica nueva de doce meses de guarda y una mezcla de cabernet sauvignon y ese mismo merlot, son vinos fáciles de tomar y de los que estamos muy orgullosos.”

Ante las medidas sanitarias que obligaron el cierre de restaurantes, la vinícola tuvo que cambiar ligeramente sus planes y actualmente está optando por llegar a sus consumidores a través de tiendas especializadas.

Carlos explica que la gran diferencia entre los vinos europeos (especialmente españoles y franceses) y los vinos mexicanos, es que la mayoría de la producción en el país se hace de forma artesanal “me atrevería a decir casi orgánica, al contrario de los procesos europeos que son más industrializados y en mayor cantidad”

De la misma forma, Frague se caracteriza por dar prioridad a la calidad en su producto más allá del volumen:

“Somos una vinícola boutique, nuestra marca no es de alta producción, ya que tratamos de sacar la mejor calidad posible, sin cargar mucho a la uva,  tampoco consideramos vender ni comprar esta fruta a terceros”

Un proyecto incluyente y de largo plazo 

Carlos afirma que tener un viñedo es un proyecto de largo plazo y de mucha paciencia, en el que se incluye a toda familia pero también a otros compañeros del sector:

“Necesitas del  apoyo de tu familia,  porque de esa manera se disfruta, desde ir a ver crecer el viñedo, presenciar el  proceso en la barrica, la vendimia… es un proyecto generacional, así lo veo con mi esposa e hijo.”

Respecto al actual renacimiento de la industria vinícola en Aguascalientes, Carlos comenta que no solo en el estado, sino en el país tenemos un gran potencial para hacer crecer este sector, además “entre más personas se sumen a este proyecto podríamos tener en un futuro no muy lejano, en Aguascalientes algo parecido a lo que está pasando en Valle de Guadalupe, Ensenada o Querétaro.”

Escenario que según la experiencia de Carlos, posteriormente podría contribuir a mitigar la incertidumbre económica que se está viviendo en México, pues el tema vinícola concentra varios sectores que proveen de empleo a un gran número de personas, “… se necesita capital humano en la producción, en el turismo que generan los viñedos y en el tema de negocios al distribuir el producto.” 

Carlos afirma que su gran meta es que su marca se reconozca por su calidad y por su origen hidrocálido “Me llenaría de orgullo que en cada en cada mesa de los restaurantes haya una botella de vino local.” agrega.

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