La creciente implementación de tecnologías de monitoreo en el lugar de trabajo ha generado preocupación entre los empleados y los gerentes.
Empresas como 98 Buck Social, Amazon y JPMorgan Chase han adoptado sistemas para monitorear la productividad de sus empleados, desde capturas de pantalla aleatorias hasta el seguimiento de tiempo en plataformas como Zoom.
Esta tendencia, acelerada por la pandemia y el modelo de trabajo híbrido, está presente en casi el 80% de las empresas, pero plantea preguntas sobre sus efectos en las relaciones laborales y el bienestar de los empleados.
En su artículo para The Harvard Business Review, Chase Thiel, Shawn McClean, Jaron Harvey y Nick Prince abordan las implicaciones de la supervisión electrónica y sugieren que su uso puede erosionar la confianza entre supervisores y empleados.
Según sus investigaciones, el monitoreo utilizado de manera punitiva —como una herramienta de control del desempeño— puede aumentar comportamientos contraproducentes, como el robo de tiempo o la procrastinación.
Sin embargo, cuando se utiliza con fines de retroalimentación y desarrollo, los empleados mantienen relaciones positivas con sus supervisores y mejoran su desempeño.
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Recomendaciones clave para los supervisores:
- Transparencia en el uso del monitoreo: Las organizaciones deben ser claras sobre el propósito de la supervisión, destacando su enfoque en el desarrollo profesional. Estudios han mostrado que la aceptación del monitoreo aumenta cuando los empleados comprenden su finalidad.
- Entrenamiento en retroalimentación constructiva: Los supervisores deben aprender a utilizar la información del monitoreo para ofrecer retroalimentación no punitiva, separando estas discusiones de las evaluaciones de desempeño tradicionales.
- Beneficios tangibles para los empleados: Para contrarrestar la percepción de que el monitoreo reduce la autonomía, las empresas deben ofrecer ventajas como mayor flexibilidad laboral o participación en la fijación de objetivos de rendimiento.
Aunque el monitoreo electrónico tiene el potencial de mejorar la productividad, los autores advierten que su uso excesivo o invasivo puede tener efectos adversos. La clave está en cómo se implementa y se comunica, asegurando que los empleados no sientan que se les priva de su autonomía sin recibir algo a cambio.
Este enfoque balanceado puede ayudar a mitigar los riesgos de la supervisión electrónica, promoviendo un ambiente de trabajo más transparente y constructivo.
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