Sí, la vistieron de gala. Y sí, contrataron un mariachi para festejarla. Pero todos sabíamos la verdad: en esos Quince Años ninguna niña se iba a convertir en mujer. Aunque restauradas, las paredes centenarias de la Hacienda Sepúlveda llevan el peso de la historia de Los Altos grabada en sus piedras. Cumple 15 años como Hotel & Spa, pero en su ADN es una sabia y cálida anciana que te invita a entrar en la máquina del tiempo.
Al entrar en una hacienda, pareciera que la realidad se tornara color sepia. La atmósfera que se respira es nostálgica, evocadora; nos invita a hablar con los fantasmas. ¿Quién durmió antes que yo en este cuarto? ¿Quién paseó por este jardín? ¿Cuántas historias permanecen guardas en cada rincón?
Precisamente la historia es parte de la esencia de Lagos de Moreno (Jalisco), la localidad anfitriona y Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Por eso, el municipio se ha esforzado por revivir las haciendas que se erigen en sus inmediaciones, una forma de fomentar un turismo que busca alejarse del mundanal ruido y recobrar parte de la esencia de la zona.
Esencia de México
La Hacienda Sepúlveda es la primera que aparece en el camino. El origen de su nombre lo encontramos en don Juan de Sepúlveda, a quien la Real Audiencia de la Nueva Galicia le otorgó una encomienda de tierras de 171 hectáreas, donde a finales del siglo XXVII fue construida la mansión que hoy se puede visitar.
Como los mismos dueños explican, se encuentra en ruta del Camino Real a Zacatecas. Por eso, se dice que en esta Hacienda tuvieron lugar algunas reuniones previas al inicio de la Independencia y durante la guerra, a las que llegó a acudir el propio Miguel Hidalgo y Costilla.
Spa, temazcal…
El sepia desaparece y da paso a una explosión de color. Lo encontramos en los preparativos para el temazcal ritual, uno de los atractivos que ofrece la hacienda, además de una piscina que bien podría ser portada de una sofisticada revista de decoración, spa, paseos a caballo y pesca en el lago.
La apuesta por rescatar las haciendas ha contagiado a la región. En su oficina de turismo, Lagos de Moreno promociona hasta 9 antiguas casonas que hoy, restauradas (símbolo de la importancia económica que tuvo la zona en el siglo XVII), ofrecen al visitante, no sólo un servicio, sino toda una experiencia.
Porque como dijo Matilde Lomelín, “la señora Mati”, presidenta del consejo de administración, al festejar a la hacienda que fue parte de su infancia y de la de su marido ya fallecido: “Sólo aquellas historias que tienen un fondo trascendente son las dignas de contarse”.