Por Rocío Castro
Jefa de Departamento de Ediciones y Fomento a la Lectura del IMAC
Dolores Castro, autora aguascalentense de más de 90 años, pertenece a la llamada Generación del 50. Contemporánea de Jaime Sabines, Rosario Castellanos, entre otros; ha sido merecedora de varios reconocimientos, el año pasado recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes.
Por el valor de su obra y con el interés de estimular el trabajo creativo de las mujeres, desde hace tres años, el Instituto Municipal Aguascalentense para la Cultura (IMAC) creó el Premio Nacional de Poesía y Narrativa que lleva su nombre.
Con el interés de estimular su lectura completa, presentamos unos fragmentos de las obras ganadoras en la categoría de poesía.
En Lilith y sus hermanas (2012), Liliana Ramírez Flores presentó un racimo de mujeres míticas –como Venus, Yemayá, Tonatzin– y cercanas a su vida personal.
Madre mía
La corola radiante –virginal– de tu cuerpo
se abre al amor
solar
del padre.
Mariana Torres Ruíz, en De muerte y rabia (2013), refleja, sin tremendismo pero con una dureza implacable, un grito interior que denuncia las consecuencias de la violencia y la rabia de la impotencia en el contexto actual. Este poemario fue adaptado al teatro por la misma autora con el nombre No más Gardel.
Noticias de la noche:
“Las mujeres comentan en este noticiero que no dejarán la plaza hasta que las autoridades resuelvan las muertes de sus familiares”.
Me veo en la pantalla:
ya no soy una viuda
soy un fantasma.
Verde fuego de espíritus (2014) de Verónica Arredondo es una colección de poemas limpia y exquisita como jardín para oriental. Para abrir los ojos y saciar la sed de flores, para ver imágenes como cisnes “que intercambian una orquídea para rascarse la espalda”.
Cielo que a la tierra abraza
Abro los ojos
me sobrevuelan cuervos.
Estoy desnuda
sobre un nido de alambres
clavados en mi espalda
para volver al sueño.
Estos ejemplares, de distribución gratuita, son evidencia de la expresión femenina en concordancia con su contexto.