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¿Vacunas sin vacunados?

Escrito por Genaro Borrego Estrada

La terrible pandemia de COVID 19 ha sido catastrófica por la enorme cantidad de contagiados y sobre todo por el número tan desolador de hospitalizados con intubación y de fallecidos, peor aún, si cabe decirlo, acaecidos en la radical soledad y de asfixia. Una horrible manera de morir, con el dolor de miles de familias que pierden a sus seres queridos en la angustia y en la dolorosa e íntima desolación. 

En México, la estrategia gubernamental para combatir la pandemia, desde mi punto de vista, ha sido errada e incluso podríamos calificarla de irresponsable.  Hay quien le agrega el señalamiento de criminal.

El Presidente López Obrador no ha dado un buen ejemplo. Su principal colaborador en este tema , el Dr. Hugo López Gatell, abandonó su responsabilidad científica y ética como médico y prefirió complacer a su jefe cayendo en contradicciones, medias verdades, incongruencias y obsecadas actitudes contrarias a las recomendaciones autorizadas de científicos, académicos e incluso a exitosas prácticas de países con mejores resultados en la contención de los contagios y la atención oportuna de los enfermos. La cortesanía sumisa y la soberbia intelectual caracterizan su lamentable desempeño. 

Ante la actual situación en el campo de la salud y del grave deterioro de la economía, el mundo y México tienen una invaluable opción de esperanza debido a la posibilidad de inmunización a través de la vacuna. Es una bendición para la humanidad que ya existan vacunas seguras y eficaces contra el ominoso virus COVID 19. Ha sido impresionante el tiempo récord en que los investigadores y científicos consiguieron encontrarla, cuando en otros casos el tiempo ha sido de cinco veces más que el caso que nos ocupa.  Como es explicable su aplicación se está haciendo con la llamada “autorización de emergencia” debido a que hubiese sido aconsejable dedicar más tiempo a los procesos de probanza en campo para su acreditamiento pleno de acuerdo con los protocolos de investigación reconocidos.

México ha hecho algo bien en este aspecto. La Cancillería a cargo de Marcelo Ebrard, tuvo la visión temprana y la determinación de buscar las diferentes posibilidades de que México contara con vacunas suficientes para toda la población. Desde los meses de abril y mayo del 2020, se logró tener compromisos de los Laboratorios fabricantes de las vacunas y a algunos de ellos se consiguió que el Gobierno de México diera anticipos de pagos para asegurar el suministro lo más oportunamente posible, ya que la demanda mundial y las presiones de los países más poderosos han sido enormes. 

Podemos afirmar que México tiene asegurado el suministro suficiente de dosis de vacunas que se requieren para prácticamente toda la población, aunque se podrán tener disponibles en los primeros meses del presente año, es decir que será hasta fines de marzo, abril, mayo, junio y los siguientes meses del año cuando se logre contar con las dosis comprometidas.

Hasta donde se tiene información los compromisos pactados por la Cancillería son los siguientes: 

Pfizer 35.5 millones de dosis; AstraZeneca 77.4 millones; Cansino 35 millones; Gamaleya 64 millones.   Además, por gestiones del Dr. López Gatell y del propio Presidente López Obrador  se cuenta con el ofrecimiento firme de 24 millones de dosis de la vacuna de origen ruso Sputnik V. Es decir, se podrá tener la posibilidad, para el verano del presente año de 236 millones de dosis. Habrá que agregar las provenientes de otros laboratorios, que aún no concluyen con los estudios correspondientes a la fase 3,  con los cuáles se tienen avances en las gestiones, como es el caso de la vacuna alemana Curevac, la americana de Johnson y Johnson y con Novavax. 

La mala noticia es que existe la enorme duda -cuando menos de mi parte- de si el Gobierno tendrá la capacidad de aplicarla con la “novedosa” estrategia que ha implementado. El método que se está utilizando de aplicar la vacuna por medio de Brigadas de Vacunación, integradas por un mínimo de 11 miembros: Personal de salud; del Ejército; la Guardia Nacional y los llamados Siervos de la Nación, será eficaz para la promoción del voto pero no para vacunar con oportunidad y suficiencia a toda la población.

Inexplicablemente, para quienes quisieran ver una lógica de eficacia sanitaria y no política, se prescindió de una experiencia acumulada por décadas en nuestro país. Año tras año se han llevado a cabo exitosas Campañas Nacionales de Vacunación con la participación coordinada de todas las instituciones del sector salud y las entidades federativas en las cuáles los Comités Estatales de Vacunación, presididos por el Gobernador(a) del Estado correspondiente han sido los encargados de desplegar el operativo cumpliendo con la normatividad establecida y constantemente mejorada, alcanzando resultados óptimos que incluso han merecido elogios y emulaciones de otros países, asombrados por la eficacia en la cobertura de la vacunación contra una gran variedad de enfermedades epidémicas.

¿Porqué se abandonó en el actual gobierno dicha estrategia basada en el profesionalismo del personal de las instituciones y la invaluable experiencia acumulada por tantos años?

México experimentará a partir de cero, una nueva estrategia en los momentos más críticos, justamente en la peor pandemia que hemos padecido en la actual generación.  No me parece razonable, y sí creo que es irresponsable. Ojalá me equivoque, pero dudo mucho que de esta manera logren los resultados que el propio gobierno se plantea.

En el verano de 2021 tendremos vacunas pero no vacunados. Será necesario ser flexibles y realistas y aceptar modificar la estrategia aunque sea sobre la marcha. Será indispensable descentralizar y permitir a los Estados, a las instituciones de Salud como IMSS e ISSSTE e incluso a Universidades y grupos calificados de la sociedad, desplegar sus capacidades y colaborar con la estrategia nacional puesta en operación. Centralizar y tener el “monopolio” de la operación y el control, no será una solución.

Una opción clara que por mi propia trayectoria en el servicio público podría proponer, es que la institución tripartita por excelencia como es el IMSS, fuese quien tuviera la posibilidad -que hoy se le niega- de vacunar a su población asegurada y sus familias, es decir a sus derechohabientes, que por cierto son quienes pagan con sus cuotas obrero-patronales su garantía de atención a su salud. Estoy convencido que se lograría la valiosa colaboración de sindicatos y las empresas grandes, medianas y pequeñas.

Es indiscutible la prioridad que deben tener los adultos mayores y quienes son vulnerables por tener enfermedades subsistentes, pero igualmente es urgente que la clase trabajadora esté protegida a la mayor brevedad posible, especialmente aquellos con mayor exposición al contagio. Las familias y la apremiante necesidad de levantar la economía así lo exigen.

En resumen:  Será muy lamentable que el esfuerzo hecho por contar con vacunas se pierda en perjuicio de millones de mexicanos, debido a la ocurrente cerrazón y la soterrada intención política.

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