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Una vida forjada por la constancia

Fotografía: Eduardo Escamilla Galindo

Don Efrén González Cuéllar desarrolló una carrera profesional brillante y ejemplar. En el sector público, se desempeñó como procurador de justicia del estado, presidió el Supremo Tribunal de Justicia, fue secretario de Gobierno y defensor de los derechos humanos. En la Universidad Autónoma de Aguascalientes, fue elegido rector dos periodos consecutivos; es profesor emérito de la máxima casa de estudios y fue miembro de la Junta de Gobierno. Una trayectoria difícilmente superable; sin embargo, no fue nada sencillo llegar adonde llegó. 

Siendo el menor de quince hijos, la infancia de don Efrén González Cuéllar fue extremadamente difícil. Tras una larga enfermedad, su padre murió cuando él tenía sólo dos años de edad. La situación económica era tan compleja que su madre, doña Liboria Cuéllar, no tenía “ni un centavo” para el entierro. Además, para ese entonces, don Efrén había perdido a varios de sus hermanos Pese a las adversidades, la voluntad estoica e inquebrantable de su madre logró sacarlos adelante. 

Fui un hombre de mucha suerte. Me desenvolví en el trabajo y mi familia de manera normal. Tengo una esposa que me ha acompañado toda la vida, que ha estado en las buenas y en las malas; seis hijos con sus familias…, dice González Cuéllar con una serenidad propia de quien no tiene ninguna deuda con la vida. 

Don Efrén fue profesor por más de cincuenta años. Naturalmente, marcó la vida de incontables alumnos, lo que le produce una satisfacción enorme: “Mientras alguien se acuerde de mí, yo no moriré. Afortunadamente, sé que muchas personas me tienen en su memoria.

Cuestionado sobre el legado que deja a la entidad, quien es uno de los fundadores de la UAA, responde: «Mi esposa y mis hijos. El mayor legado que le puedo dejar a Aguascalientes es que mis hijos den buenas familias.

Entréguense a Aguascalientes, regrésenle el título del estado de la gente buena; vivan de su trabajo y recuperen la bonhomía que nos ha caracterizado. Unifiquen y respeten a su familia; vivan con dignidad, respeto, honor; no sean corruptos. Puede ser que así Aguascalientes siga adelante y México se recupere, exhorta don Efrén. 

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