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Una planta industrial inteligente

La planta de producción de Lácteos Ticoy fue diseñada para ser sustentable. Antes de construirla, los dueños pretendían que reflejara uno de los valores más importantes de la empresa: el compromiso con el medio ambiente.

Hasta el momento, Lácteos Ticoy es una de las pocas plantas de alimentos en el país (si no es que la única) que tiene la certificación ambiental más alta otorgada por el sistema LEED (Leadership in Energy and Environmental Design, por sus siglas en inglés).

Esta certificación fue desarrollada por el Consejo de Construcción Verde de Estados Unidos (US Green Building Council) y se dedica a evaluar la sustentabilidad de edificios. Revisa aspectos como la eficiencia y el uso de energías alternativas, la calidad del aire que respiran los empleados, el uso eficiente del agua, la selección de materiales para la construcción, uso de espacios, entre otras cosas.

De los cuatro niveles de certificación otorgados por este organismo, la planta de Ticoy tiene el más alto: LEED Platinum.

Jorge Arteaga, director general de la compañía, dice que fue de gran ayuda haber proyectado el diseño del edificio como sustentable. Así, cuando a media construcción contactaron a los certificadores, estos se encontraron con una sorpresa: la organización ya tenía un tramo avanzado.

“Nos dijeron: nunca en nuestra historia de casa certificadora habíamos encontrado una empresa donde antes de empezar ya fueran oro. Para poder ser platino debes cumplir con 80 puntos de 115 posibles, antes de comenzar nosotros ya teníamos 73”.

Para Ticoy, la sustentabilidad es un tema de convicción, pues la inversión para hacer un edificio con requerimientos ambientales es alta y la recuperación, un proceso lento.

“Si crees que hacer tu planta ecológica será más negocio, la verdad es que no. Si desde el principio la desarrollas pensando en una parte ecológica te ayudará a ahorrar, pero debe ser parte de tu ideología”, dice.

A pesar de esto, el director de Ticoy no desalienta a otras negocios en su deseo de ser sustentables. El ahorro es grande, comenta, pero es necesario estar convencido.

“Nosotros tenemos bien tatuado en nuestra filosofía, misión y valores el ser una empresa social y ambientalmente responsable”.

Ahorro de energía

La planta de Ticoy se ilumina con lámparas led, tanto sus oficinas como algunas de sus zonas de producción. La inversión fue casi el triple, dice Jorge Arteaga, pero gastan mucho menos luz que en sus instalaciones anteriores, donde sólo tenían un turno (ahora son tres) y su producción era menor. Además, las lámparas cuentan con una celda autoatenuable, la cual les permite regular la iluminación según la presencia de luz natural.

Una de sus innovaciones más interesantes en iluminación y ahorro de energía es el uso de tragaluces tubulares, mejor conocidos como solatubes. Son una especie de domos que capturan la luz natural y la canalizan hacia el interior a través de tubos reflectantes. A simple vista asemejan una lámpara convencional, pero se trata de la luz del sol. Estos dispositivos se encuentran en el área de producción de alimentos.

El ahorro de energía no solo está presente en la iluminación. Ticoy cuenta con un sistema de calentamiento de agua que le permite gastar menos gas. Esto se logra con paneles solares que calientan los tubos por donde pasa el agua. De esta forma, en vez de que el agua se caliente desde 20 a 100 grados centígrados, el sol logra calentarla hasta 60 u 80 grados, reduciendo la necesidad de gas para alcanzar los 100.

Calidad del aire y agua

Los empleados de Ticoy respiran un aire descontaminado. Jorge Arteaga comenta que a pesar de ello están en vías de instalar otro purificador de aire. Éste les permitirá alcanzar la norma MERV 13 (Minimum Efficiency Reporting Value) y funcionará con inyecciones controladas de ozono, con lo cual la calidad del aire será aún más alta.

En cuanto a la calidad del agua utilizada, se cuenta con un sistema de purificación que funciona a base de frecuencias eléctricas. El director explica que dichas frecuencias hacen que las moléculas del agua se separen por medio de vibraciones y neutralicen las sales para evitar la generación de sarro.

Además, la empresa está desarrollando una planta de tratamiento que pretende purificar el agua evitando el uso de químicos, es decir, que sea tratada solo con oxigenación y frecuencias.

Transporte alternativo

De los 120 empleados que trabajan en este lugar, calcula el director, unos 75 se trasladan en transporte alternativo. La certificación LEED evalúa que las compañías incentiven este tipo de transporte en sus empleados. Esto es: uso de bicicleta, caminata o vehículos compartidos.

“A la gente que llega en bicicleta se le da un bono que representa un diez por ciento extra a su salario, aproximadamente. Se da de distintas formas, primero uno diario, y al final del mes, si fuiste constante, se te da otro tanto”, dice Jorge Arteaga.

El plan de esta empresa es convertirse en un edificio cien por ciento sustentable, desde la generación de su propia energía hasta la purificación del agua que utiliza. Por lo pronto, y gracias a la innovación en sus procesos de producción y diseño de su planta, Ticoy está entre los veinte negocios que compiten por el premio Emprendedores del Año 2015 de la revista CNN Expansión.

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