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Un tesoro que trasciende el tiempo

En colaboración con el Lic. Hiram Iñiguez Rangel 

A 28 kilómetros del norponiente de Aguascalientes, ubicada en el municipio de Pabellón de Arteaga, se halla la Hacienda Garabato, un tesoro que ha trascendido siglos gracias al trabajo incansable de la familia Rangel, y que ocupa un lugar distinguido en la historia de la tauromaquia en México. 

Fundada en el siglo XVII, don Luis Aguilar heredó la hacienda un siglo después, dejándola a su vez, a su hijo Luis Aguilar. Luis la intercambió con su hermana María, a quien le gustaba la vida de campo. María contrajo nupcias con el terrateniente agrícola don Celestino Rangel Camino, quien, a finales de 1876, inició la cría de ganado bravo con reses criollas en una superficie de 9,600 hectáreas. 

Tras la muerte de Rangel Camino en 1932, la propiedad fue heredada a sus hijos, entre ellos don Celestino Tato Rangel Aguilar. “Mi abuelo tuvo el cuidado y esmero de mejorar la ganadería de Garabato refrescando la sangre constantemente, por lo que dicha ganadería pudo verse lidiar en casi todo el país. Toda una gran época de triunfos, bregas y sufrimientos”, refiere su nieto, Hiram Iñiguez Rangel. 

Don Celestino murió el 29 de septiembre de 1972. A su fallecimiento, la hacienda pasó a ser de su hija Rosalina Rangel Dorador, quien continuó trabajando en la cría de ganado bravo. Envió astados a diversas novilladas en la Plaza México, así como a corridas de toros en ferias de los estados circunvecinos. 

El Templo de Garabato es uno de los elementos más distintivos de la finca. La obra, de estilo neorrománico, fue edificada por el ilustre maestro Refugio Reyes Rivas a finales del siglo XIX. Su decoración quedó a cargo del pintor Jesús Pérez García, quien, tras un año de dedicación, culminó los trabajos en 1897. 

Otro de los edificios religiosos que destaca es la Capilla Antigua, obra del siglo XVIII, aunque su parte posterior corresponde al concepto arquitectónico de las capillas de 1600. Tiene una portada que contiene elementos vegetales y borlas, con influencia barroca. 

“La hacienda se caracteriza por ser una de las primeras donde comenzó la crianza de toros de lidia en México y figurar durante años como una de las principales dehesas de todo el país. Asimismo, ahí prosperaron la agricultura y la cría de ganado menor, particularmente borregos”, explica Hiram. 

Actualmente, la Hacienda Garabato es el escenario de distintos eventos sociales. 

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