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Un ritual de paz: disfrutar un puro de la mejor manera

puro

Existen diversas opiniones en torno a cómo saborear de mejor manera un buen puro o habano; no obstante, hay ciertas características que los distinguen, así como acompañamientos ideales para sentarse en torno a este ritual de paz.

¿Cuál es la diferencia entre un habano y un puro? El primero cuenta con denominación de origen (específicamente de La Habana, Cuba). Un puro hecho en México no se puede llamar habano, ni un habano hecho en Cuba se puede nombrar puro. Por ello, el término “puros” se utiliza para los fabricados en Honduras, Nicaragua o México.

Puro: sabor, aroma y combustión

Las hojas de tabaco diferencian su fortaleza, de acuerdo con la altura en que se encuentre de la planta. Dependiendo de la parte de la mata, otorgan diversos atributos:

La combinación de las diferentes alturas de tabaco ayuda a la fábrica tabaquera a crear su propia liga: esta es la “receta”, por así decirlo, que distingue el sabor de cada marca y edición.  

Los formatos pueden ser múltiples: desde los más pequeños (como cigarrillos, panatelas, petit y short), fumadas cortas (coronitas y robustos), las fumadas medias (desde toro, figurados, pirámides y entre otros más), así como las fumadas largas (que incluyen formatos populares como Churchill, Lanceros, doble coronas, entre otras más). 

De acuerdo con su tamaño, variará el tiempo en que se fume: el formato más pequeño implicará aproximadamente quince minutos; el medio oscilará entre un cuarto de hora a una hora; o, en las fumadas largas, ascenderá a una hora (o más). 

Maridaje: las combinaciones ideales para tu puro

Un puro es para fumarse en el momento más tranquilo del día: sea madrugada, tarde o noche, en compañía de amistades, en un momento de paz o en un lapso tranquilo de trabajo. Puede maridarse con bebidas como vino tinto, licores, ron o, incluso, café. 

Para bebidas sin alcohol, se recomienda un puro ligero, para que su fortaleza no opaque el sabor de tu bebida o viceversa (pues se trata de obtener un equilibrio armonioso). Para las fumadas de fortaleza larga, se recomienda un brandi, un ron, un vino tinto o un preparado.  

Maridar un puro se trata de experimentar: de llevar a cabo un ritual de paz. Al combinar tu fumada con un buen vino, una cerveza, un ron o un café, descubrirás los “secretos” que guarda cada puro desde sus años de añejamiento —así como los sabores que almacena internamente—. A su vez, también pueden maridarse con postres variados.

El arte de fumar implica toda una liturgia: experimentar gustos, sabores, tamaños y procedencias, aventurarse con un nuevo maridaje o contar con una colección. No obstante, al final, se trata de disfrutar el puro a tu manera.

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