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Santiago Ramírez y un paseo por la experiencia Harley-Davidson

El mundo laboral es cada vez más demandante y por ello requerimos de actividades que equilibren nuestra vida profesional y personal. Practicar algún deporte o inclinarse por el arte son comúnmente las primeras ideas que vienen a la mente cuando se trata de encontrar un espacio de desarrollo personal. Sin embargo, para muchas mentes disruptivas, rodar una motocicleta es la actividad más placentera para lograrlo.

Un estudio de la Universidad de California campus Los Ángeles (UCLA) muestra que pasear en una motocicleta trae numerosos beneficios para la salud. Expone que con tan sólo 20 minutos de rodar, nuestros niveles de estrés pueden disminuir más de 28%; nuestro ritmo cardiaco se eleva hasta 11%, mientras que los niveles de adrenalina aumentan 27 por ciento.

En pocas palabras, andar en motocicleta es una experiencia íntima, digna para todo amante de las emociones fuertes. Y, sin duda, lo mejor es vivirla arriba de una Harley-Davidson; por lo menos así lo corroboran los más de 3 mil bikers que conforman la comunidad en Aguascalientes. Santiago Paulino Ramírez Díaz Torre, médico geriatra, es testigo del efecto que esta emblemática marca ha generado en su vida.

El médico lleva apenas un mes con su motocicleta, su primera Harley-Davidson. En poco tiempo, ha encontrado un nuevo aliado ante su atareada vida profesional: “pensaba que eran motos demasiado grandes, difíciles de maniobrar, pero fui a la sucursal y me hicieron cambiar de opinión”, refiere. 

Un estilo de vida  

Como Santiago Paulino, con gran expectativa muchas personas se han presentado en la tienda ante la idea de adquirir una motocicleta. Sin embargo, al llegar, son recibidas por toda una familia que les da la bienvenida no a una marca, sino a un estilo de vida: “todos te aceptan. Te quieren unir al grupo, es algo familiar, todos son muy amables”, menciona Ramírez Díaz Torre.

El geriatra explica que adentrarse al mundo Harley conlleva una introducción a la confianza, seguridad y preparación de utilizar sus motocicletas. Señala que mediante cursos impartidos a través de su academia, invitan a conocer, manejar y valorar una motocicleta de la marca: “es un curso impartido por expertos de la Harley-Davidson Academy. Todo lo que me enseñaron ahí me ayudó a decidirme por comprarla”.

Convencido y preparado, así como consciente de la responsabilidad que implica manejar una moto de este tipo, Santiago Paulino decidió adquirir un modelo que se alineara con su estilo. Invirtió en una Fatboy 2019: una motocicleta de 1, 850 cm3 con un punto de gravedad muy bajo, suspensión delantera y amortiguador trasero de alto rendimiento. Tiene acabado de cromo satinado, rines de discos sólidos, iluminación led distintiva, una estructura softail y un motor potente de marcha suave.

En honor al peso de la moto (alrededor de 304 kilogramos), Santiago decidió nombrarla “La Gorda”, debido a que cuando le vio la llanta trasera -cuya dimensión es mayor a los 240 mm-, quedó impresionado por su tamaño.

Se trata de una edición limitada que cuenta con emblemas de la fuerza aérea de Estados Unidos. De hecho, es la única moto a la que la fuerza armada de ese país permitió colocar dicha insignia: “siempre había visto a Harley-Davidson como un ícono… y ésta me parece el reflejo de ello”, comenta al respecto Santiago Paulino.

Ya con todos los aditamentos necesarios y el nombre de su motocicleta, Santiago Paulino decidió realizar su primer viaje: “a la hora de subirme me di cuenta de lo suave que es. No es tan agresiva como parece”. Ahora, la vida del médico es diferente. Al salir de su consultorio, es uno solo con la máquina: enciende su motocicleta, arranca el motor y explora la ciudad como si fuera un nuevo lugar…  

El mejor amigo del profesionista de alto nivel 

El acompañamiento de Harley-Davidson a sus usuarios no concluye al salir de la sucursal. El personal acompaña en todo momento a sus clientes como miembros de la familia, otorgando experiencias a través de diversos eventos como carreras, viajes, comidas, recorridos por la ciudad, entre otros.

Es por ello que cualquier persona se enamora del concepto Harley. Tanto ingenieros y arquitectos, como médicos y abogados se ven rodar en las calles arriba de una Harley-Davidson: “se trata de gente como tú y como yo… si sabes combinar tu vida profesional con tus gustos podrás llegar a una mayor plenitud”, señala el doctor Ramírez Díaz Torre.

Y justo es ahí donde él se encuentra, puesto que después de una carrera en geriatría, halla en una motocicleta su espacio personal: “para mí, tenerla significa un logro que me dice que profesional y personalmente estoy donde quiero estar”.

En un día habitual, va a pasar visita al hospital, da clases en la universidad, y en su consultorio atiende a sus pacientes. No puede esperar el fin de semana para poder disfrutar de su Harley. Santiago Paulino sabe que no hay una moto igual: “como médicos tenemos muy poco tiempo libre y no puedo disfrutar de ella todo el tiempo, pero cuando lo logro me siento libre, donde comienzo a disfrutar de mí mismo”.

El caso del doctor Santiago Paulino rompe con los paradigmas que muchos tienen hacia los motociclistas. Con Harley-Davidson las barreras se destrozan y los caminos se recorren: “me gustaría algún día hacer un viaje largo con mi moto, quizás a la Ruta 66 de Chicago a Los Ángeles o viceversa”, apunta el geriatra…  

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