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Un legado imperecedero 

Don Juan Andrea Borbolla volcó tanta pasión y amor en su trabajo, que dejó una huella imborrable no sólo en la industria hotelera y gastronómica, sino también en todo Aguascalientes y el país. “Era un hombre muy bueno. Toda la gente lo apreciaba porque destilaba bondad”, dice su esposa Anita Romero de Andrea.

“Le dio un empaque al Hotel Francia del tamaño del cielo: lo hizo el más taurino de toda la República. En la Feria Nacional de San Marcos, ahí se vestían los toreros; se hospedaban empresarios, ganaderos, periodistas. Era el epicentro de la fiesta brava”, asegura.

Su benevolencia se extendió a los novilleros, a quienes acogió y apoyó en la búsqueda de sus sueños. Por ejemplo, una vez se encontró a Curro Rivera durmiendo en el hall del hotel porque no tenía dinero para pagar la habitación. “Yo sé que vas a triunfar, duérmete en la suite”. El novillero se convirtió en un matador famoso y en una de las ocasiones que regresó a Aguascalientes, le dedicó un toro. “Fue un brindis bellísimo, le agradeció por todo su apoyo”, cuenta Anita.

En otra ocasión, fueron a una corrida en la Feria de Santander, donde toreaba José Tomás. Ya en el ruedo, el príncipe de Galapagar gritó: “¡Juan! ¡Juan!”, y le brindó una emotiva dedicatoria. “Vivió con nosotros en el Hotel Andrea cuando sufrió una cornada. Sentía un gran afecto por mi esposo; le dijo cosas que a nadie le había oído”. 

Además, se hizo de prestigio en el país como empresario de banquetes. La calidad de sus platillos atrajo a los presidentes de México a Luis Echeverría le sirvió 17 veces. Cuando Ernesto Zedillo recibió a los reyes de España en Zacatecas, pidió -expresamente- que los Andrea preparasen los alimentos. Su trabajo traspasó fronteras; brindaron banquetes en Estados Unidos, Francia y países árabes.

Pero su herencia va más allá. La inventiva culinaria de Juan Andrea Borbolla y su esposa los perpetuó en la historia de la cultura gastronómica hidrocálida al crear distintos platillos que a la fecha se siguen preparando. El Chile Aguascalientes es el más famoso de ellos.

Anita Romero concluye: “Era un hombre sumamente bondadoso e inteligente; amaba tanto lo que hacía… Hoy en día, hay mucha competencia en el mercado de los banquetes, pero las personas que degustaron lo nuestro dicen: «Todo muy bien, muy bien; pero ¿y la comida? ¡Dónde están los Andrea! ¡Dónde está Juanito Andrea!».

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