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Tres Pueblos Mágicos para (re) descubrir en Aguascalientes

Además de los atractivos turísticos que hay en todo el estado, Aguascalientes tiene tres pueblos mágicos que son una excelente opción para (re) descubrirlos en cualquier época del año, principalmente en vacaciones.

Calvillo, San José de Gracia y Real de Asientos se consideran pueblos mágicos por ser localidades con atributos simbólicos y hechos trascendentales que marcaron su historia, convirtiéndose en alternativas para los turistas nacionales y extranjeros, e incluso para los aguascalentenses ávidos de conocer y vivir su historia.

En estos tres municipios se puede disfrutar de una vasta gastronomía, fiestas y tradiciones, así como una gran riqueza patrimonial, dándole a los visitantes la oportunidad de vivir experiencias únicas.

Real de Asientos

Es 27 años más antiguo que la capital del Estado; Real de Asientos posee valiosos atractivos conservados de la época virreinal en su arquitectura y arte. Tal es el caso de la Parroquia de Nuestra Señora de Belén, así como de su acueducto escondido y del Monasterio Franciscano del siglo XVII.

Este sencillo pueblo de origen minero se localiza a 59 km de la ciudad de Aguascalientes.

Calvillo

Por otra parte, Calvillo o mejor conocida como “la capital mundial de la guayaba”, se encuentra en la parte sureste del territorio hidrocálido. Su olor tan particular se debe a que es un pueblo dedicado a la producción de esta rica fruta, que luego se convierte en dulces artesanales y licores.

Entre sus atractivos turísticos destacan: la Presa de Malpaso, la Plazuela Hidalgo y la Parroquia del Señor del Salitre.

San José de Gracia

Muy cerca de la ciudad de Aguascalientes, a tan sólo 45 min, se encuentra San José de Gracia, punto de reunión para los peregrinos de la Ruta Mariana internacional que viajan para conocer la emblemática imagen del Cristo Roto, considerada una de las esculturas más grandes de todo el país.

Dentro de los recorridos con los que cuenta dicho pueblo mágico se encuentran el de Boca de Túnel, destacándose por ser un circuito de tirolesas y puentes colgantes, además de  los talleres familiares dedicados a la fabricación de accesorios para la charrería.

Por último, se puede disfrutar de su gastronomía típica representada por los platillos de las pacholas y el ate de membrillo.

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