Si se revisara la tasa de motorización (es decir, el número de vehículos por cada mil habitantes), se haría notorio el progreso de Aguascalientes en las últimas dos décadas: cada vez más familias e individuos pueden tener acceso a uno o más vehículos para su uso personal, lo cual es un claro indicador de mejoramiento en el nivel de vida. Una buena noticia, ¿o no?
El culto al automóvil a la larga trae una serie de problemáticas ecológicas, de movilidad y de calidad de vida, a las cuales habría que poner bastante atención, pues la tierra hidrocálida se acerca cada vez más a un escenario lleno de dificultades.
El Gobierno de Aguascalientes debe trabajar seriamente en encontrar soluciones para desarrollar proyectos que en realidad logren hacer más eficiente, moderno, sustentable e incluyente el transporte público.
Los pasos a desnivel que están de moda y en los que se gastan millones sólo benefician a los automovilistas, pero no mejoran la oferta y calidad de otras alternativas de transporte.
Según los últimos datos, la ciudad ya está en el top ten nacional de número de vehículos por habitante, tendencia que terminará por incrementar los problemas ecológicos y de movilidad existentes.