Por Xicoténcatl Morales Hurtado, CEO de Self México Capacitación y Consultoría Empresarial.
Dice William A. Howatt: “La reserva natural de personas motivadas y dispuestas a trabajar en equipo se está encogiendo al mismo tiempo que la cultura de las organizaciones se adapta a la ausencia de personas acostumbradas a asumir responsabilidades”.
Toda organización atraviesa por esa etapa de consolidación que determina la calidad humana e interacción de las personas que la conforman, es decir, el periodo en que se forman equipos altamente competitivos y comprometidos.
Establecer una cultura corporativa y fomentar genuinos lazos de colaboración entre los miembros de una empresa nunca será una tarea fácil, pero definitivamente será el proceso más enriquecedor hablando de Recursos Humanos.
Si queremos establecer equipos auto-gestionados, motivados y que además rindan grandes desempeños primero debemos recordar este principio: la personalidad y la productividad van unidas… Ello significa que las cargas familiares, los desafíos vocacionales, los retos en la salud y los requisitos afectivo-personales que poseen las personas que conformamos equipos, son elementos fundamentales que rodean la motivación y producción constante que se imprime en el trabajo, reflejándose por supuesto en la calidad de nuestro trato, producto o servicio.
En otras palabras la comunicación y rendimiento que recibimos de un elemento de nuestro equipo puede ser el reflejo de situaciones personales, privadas y profundas que están ahí o bien para estimular una interacción propositiva o bien para crear una relación disfuncional y poco amena.
Tomar el pulso a nuestros estados de ánimo y estar atentos a los de nuestros compañeras/os de trabajo es una labor que se asocia con la inteligencia emocional y aplica bien en este tema que venimos comentando.
Ahora bien, aunque no existe un perfil exacto de los requisitos que las personas debemos cumplir para conformar equipos de trabajo efectivos, siempre hay un currículum interno que nos ayuda a identificar virtudes que abonarán mucho al trabajo en equipo. Por ejemplo la lista que sugiere Ron Morgan expresa lo siguiente:
“Si deseas consolidar equipos de trabajo motivados considera que la empatía, adaptación, objetividad, optimización del tiempo, compromiso, integridad y poder de negociación son requisitos indispensables que deben estar repartidos entre todos los elementos del grupo que lideras o del cual eres parte activa… sin estos atributos muy pronto descubrirás que las carencias personales se verán reflejadas en los resultados institucionales”.
Sorprende que la lista de actitudes que refiere Morgan pertenezcan a un tipo de desarrollo actitudinal, más que intelectual. Esto se debe quizás a que hoy en día las empresas están más interesadas en encontrar personas flexibles y de carácter estable con capacidad de lidiar con el estrés a través de un buen manejo de la resiliencia o la proactividad concluyente, antes que eruditos con desplantes adolescentes o especialistas a los que les dificulta trabajar en ambientes plurales.
Como consultor empresarial tengo mi propia lista de personas que definitivamente pueden integrar equipos llamados a ofrecer grandes resultados. En esa lista están las personas:
Estratégicas: desarrollan destrezas para optimizar recursos, logrando sus metas de una manera sistemática y bien planeada.
Entusiastas: se mantienen alegres observando la cara positiva de la situación y aportando fuertes dosis de motivación al resto del equipo.
Efectivas: usan sus competencias para entregar resultados (no excusas), echando mano de sus destrezas intelectuales y capacidades afectivas.
Entregadas: su compromiso y pasión se enfoca en cada tarea, evitando dejar a medias las comisiones designadas.
Esta lista no es definitiva, pero nos ayuda a evaluar cuatro perfiles que forzosamente deben estar en los equipos de trabajo para crear un balance adecuado.
Por lo demás, la coherencia de un líder debe ser un atributo bien afianzado en su carácter para poder conducir y fortalecer a cada perfil considerando su propio estilo e individualidad.