La pandemia histórica por la que ha atravesado la población alrededor del mundo logró paralizar eventos masivos que tendrían lugar a lo largo del 2020. Todos los eventos deportivos a nivel nacional e internacional fueron abruptamente cancelados. Los Juegos Olímpicos Tokio 2020 fueron pospuestos hasta el 2021 del 23 de julio al 8 de agosto, sin embargo, si la situación continúa como lo ha hecho como ahora, en que Japón sufre una segunda ola de contagios, podrían posponerse aún más.
La incertidumbre sobre si se realizará el evento más importante del año sigue vigente, y es que, Yuriko Koike, gobernadora de Tokio declaró que ante la preocupación del nuevo brote de coronavirus se comprometen los planes de continuar con los planes de los JJ.OO. Por si fuera poco, un integrante del Comité Olímpico Internacional indicó que “cancelarlos es latente”.
Aunado a todo esto, los japoneses, a través de diferentes sondeos expresaron su descontento con llevar a cabo el evento olímpico en el 2021. Según las encuestas sólo un 23.9% de los habitantes de Tokio desea que se lleven a cabo el próximo año; el 36.4% prefiere que se vuelvan a aplazar, mientras que un 33.7% consideran que los juegos deberían cancelarse. Los japoneses no creen que para el próximo verano se tenga completamente controlado la situación, por lo que sería contraproducente llevar a cabo el evento. Otra encuesta señala que el 61% de la población prefiere que se anulen.
Impacto económico ante el aplazo y la posible suspensión
Los integrantes del COI han mantenido hasta ahora su postura, ya que no sería conveniente volver a postergar los juegos. Un gran interés económico se vería perdido ante la posible cancelación. Tan sólo los contratos multimillonarios con las televisoras que los transmiten se verían totalmente perdidos.
Por el momento, los organizadores y el gobierno japonés esperan perder alrededor 277 millones de dólares, lo cual equivale a 597 billones de yenes, los cuales fueron invertidos en el nuevo Estadio Olímpico de Tokio. Hasta ahora Japón ha invertido y comprometido un total de 13.4 billones de dólares en la organización del evento deportivo.
El aplazamiento de los juegos logró afectar a 11,000 deportistas olímpicos, 4, 400 deportistas paralímpicos y a 80,000 voluntarios a los que no se les pagará.
Por otro lado, en cuestión de patrocinio, el gobierno japonés estima perder cerca de 900 millones de dólares comprometidos con 70 patrocinadores en Japón. El resultado de posponer el evento, a las aseguradoras globales se les ha dejado una larga factura por cubrir las pérdidas de los JJ.OO. Las estimaciones sugieren que el costo que las aseguradoras tendrán que pagar será de 2 billones de dólares.
Por su parte, la aseguradora Munich Re tuvo una exposición de 500 millones de dólares para las Olimpiadas de Tokio. Las pérdidas que enfrentan tanto el comité organizativo como el gobierno de Japón son millonarias y el impacto de esto traería consecuencias no sólo para los involucrados, sino para la economía japonesa y el PIB.