En el sur de Zacatecas aguarda un sitio escondido que se empeña en develarse a través de leyendas, El Campanario, en el municipio de Tlaltenango de Sánchez Román. Todo aquel que se precie de conocer la región habrá escuchado más de alguna historia que refiera al lugar: ya sean sonidos de campanas, apariciones o susurros de la naturaleza, todas corren en abundancia como lo hace el agua entre las peñas.
Tlaltenango está resguardado por serranías, lo que permite viajar tan sólo unos minutos para admirar escenarios repletos de flora y fauna. La Barranca del Campanario está a los pies de la Sierra de Morones, así que es la opción ideal para el ecoturismo, trekking y observación de especies endémicas; claro está que debido a su misticismo, lo más adecuado es asistirse de la guía experta de un habitante de la zona.
Ya entrados en la sierra, los visitantes pueden recargarse de energía y descubrir la similitud que guarda el sitio con un campanario real, además de encontrar los personajes antropomórficos y animalescos que se esconden entre las rocas. Después de disfrutar el clima cálido y dejarse envolver por la brisa de las cascadas, es posible guardar silencio para escuchar el tiempo en el que los habitantes primigenios bautizaron como sagrada a la barranca.
Aun cuando todo en El Campanario parece secreto, es posible llegar ahí si se siguen las instrucciones precisas. Con previa solicitud de guía, se viaja en auto desde la cabecera municipal a través de la carretera a Santo Santiago hasta llegar a la comunidad de Sedanos, ahí es necesario abandonar el vehículo y entregarse a una caminata de aproximadamente 40 minutos hacia el corazón de la Sierra. El recibimiento en el lugar corre por cuenta de la naturaleza.
