Los británicos tomaron este jueves una importante decisión: marcharse de Unión Europea. Pero aunque sólo los habitantes de las islas fueron llamados a votar, el llamado Brexit -un juego de palabras que mezcla Britain más Exit (salida)- no es únicamente un asunto interno.
Moneda volátil
En un mundo globalizado, la decisión de una potente economía europea de abandonar el mercado común tendría efectos inmediatos en los mercados. En los cercanos, pero también en los más lejanos, ya que uno de los primeros efectos -que ya se está experimentado por el fuerte apoyo al Brexit- sería la volatilidad del tipo de cambio.
Lo vimos la semana pasada cuando el dolar pasó a ‘zona roja’ respecto al peso mexicano por la expectativa del famoso referéndum. Y lo peor: esa volatilidad podría aumentar dependiendo del resultado.
Según algunos analistas, esta volatilidad se sentiría especialmente en los países emergentes por el «movimiento de capitales como consecuencia de la mayor aversión al riesgo».
Como un castillo de naipes, las consecuencias inmediatas para México podrían ser un a posible intervención de las autoridades financieras y monetarias para frenar la devaluación del peso, hasta el punto de que el Banco de México podría llegar a aumentar las tasas de interés si esta situación perdurase más tiempo de lo esperado.
Las relaciones bilaterales
El otro quebradero de cabeza serían los acuerdos comerciales de México con el Reino Unido. ¿Habría que renegociarlos? México ya tiene desde el año 2000 un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea (el TLCUEM), pero las reglas del juego se divisan inciertas en caso de que los británicos decidiesen dar la espalda a los dictados de Bruselas.
Según un estudio de la Universidad de Hidalgo, Reino Unido es el quinto socio comercial de México en Europa y el 14º a nivel mundial. Como inversionista en nuestro país, Reino Unido ocupa el sexto lugar mundial. De hecho, según estimaciones del Banco de México ambos países tuvieron un intercambio comercial de 4,312 millones de dólares en 2015. ¿Cómo quedará esta relación comercial?
México ya tiene desde el año 2000 un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea (el TLCUEM), pero las reglas del juego se divisan inciertas en caso de que los británicos decidiesen dar la espalda a los dictados de Bruselas.
Lo peor que podría pasar es que el proceso se demorara meses, lo que supondría un gasto grande para las empresas en concepto de costos de operación.
Hay que recordar que México exporta a Gran Bretaña formas en bruto de oro para uso no monetario, motores para la propulsión de vehículos terrestres, unidades de memoria, cerveza de malta, entre otros, e importa whiskey, medicamentos, mercancías destinadas a la reparación o mantenimiento de naves aéreas o aeropartes, así como gasolina.