Con un total de 40 piezas, la exposición “Tiempo y Luz” de Carlos Alberto Sánchez, resguardada temporalmente en una de las salas del Museo Abstracto “Manuel Felguérez”, inició su estancia de manera exitosa. Tanto por sí mismas como en conjunto, las piezas se destacaron por su versatilidad y, a la vez, por su destacada cohesión.
En este compendio, la luz juega un papel fundamental y protagónico al brindar al espectador tanto perspectiva como un sin fin de posibilidades. Aunque la exposición no se delimita a sí misma por una línea temática, sí sintetiza una serie de ideas, visiones y búsquedas que el artista ha realizado durante 24 años.
Carlos Alberto Sánchez señala que se trata de una síntesis de lenguajes en los cuales retomó elementos y materiales, lo que derivó en un reencuentro y redescubrimiento de sus propias convicciones, sobre todo en el terreno de lo abstracto, en el cual ha podido expresar y transmitir las experiencias más humanas: las emociones.
Las piezas cuentan con gran carga de luz. El artista juega con la luz y la sombra, así como con diferentes texturas que enriquecen las obras. “He tratado de darle un significado a todos esos recorrido emocionales, los integró como una simbología en mi obra. La luz representa la luz y el equilibrio”.
Hasta ahora, el abstracto le ha dado la oportunidad de explorar diversas posibilidades como lenguaje. Se ha encontrado y descubierto. Mucho de la exposición refleja la pérdida y el encuentro, pero también lo que permanece oculto. Tras “largas charlas con la tela», como menciona el pintor, cada pieza logra cobrar vida una vez que se termina.
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